martes, diciembre 28, 2010

El año radowitzkyno

  Recién observe una costilla que se me notaba más que la otra, cómo también mi piel que se va camuflando según el clima del lugar donde me toque estar. Mi cabeza se va desmaterializando al igual que mi aspecto, los brotes en mi espalda ya no suelen ser contracturas ni tatuajes, y las tripas, las tripas solo se doblan, pero de asco por lo general.
Es que acabo de vivir tantas cosas, y fue del trayecto de la puerta a la silla, y las viví, y me siento viejo, me siento un viejo, que no se confunda, no estoy renegando de estar más viejo, ni soy un viejo choto ni cansado ni pesado. Es más la fuerza que tengo ahora en este momento no la tuve nunca en mi vida. Y estoy contento de los años, que dejaron tanto en mí, que me hicieron esto, o lo que ahora soy, contento del saber, de la felicidad de los días, de estar tranquilo, de haber vivido tanto con tan poca edad.
Simón, ¿tú vida fue así? Cómo te salvaste de la mediocridad, cómo hiciste para que cosas tan simples y vulgares no te afectaran como me afectan a mí, cómo es qué tus ideales, tus metas iban por arriba de todas esas cosas, cómo es qué lo hiciste? Te admiro por ello, por ser un ser humano extraordinario que creyó en el cambio, que supo descifrar la verdad como quién traza un mapa en la palma de su mano, y lo lleva consigo para siempre. Y también viviste mucho, y también viviste mucho en poca edad, tenías esa ambición que me corre en las venas, tenías esa mentalidad arrolladora que iba por arriba de todo, que superaba cualquier deseo egoísta que podías llegar a tener, el egoísmo se te fue, es más te diría que te admiro por ello también. Fuiste un infeliz en muchos aspectos por hacer todo lo que hiciste. Y sin embargo lo volverías a hacer sin dudarlo. No te quedaste en lo básico, no aspiraste ni soñaste con una vida burguesa.
Y es en parte gracias a vos, aprendí a desatarme, me descascare, me desalme, me desamolde, en el sabor amargo de la razón, del aceptar el paso del tiempo y el final, de la verdad de este maldito sistema, que está mal, que es horrible. Explote por dentro, en millones y millones de pedacitos, y las palabras me ayudaron, me acompañaron, también me traicionaron, me engañaron, no tengo la suerte de ser sordo, aún. Y aunque ame las palabras a veces es mejor escribirlas en el aire, por qué al pronunciarlas, al prometerlas es al final donde quedan, en el aire, cómo tantas cosas. En cambio, los hechos, las acciones, las cosas que hacemos de un instante a otro son las que determinan nuestro porvenir, el post, los post put que puedas o en que pueda quedar todo lo que uno lleva acabo a lo largo de todo un año, y a la puta.
Liviano mi andar, no me pesan las piernas y el camino ahora resulta ser recto, como mis convicciones, y mis ganas de llevarlas acabo. De por más que sea una sola alma en pena en la que puedo propagar algo, esa sola alma vale. Es que están todos tan cómodos, tan entusiasmados en su mercantilismo puro, que hasta ahora lo que antes era anormal esta trillado, esta como industrializado, y el solo hecho de encontrar mi vida igual de cómoda, y ensimismada en el camino por el que tanta gente anduvo y anda, me dan ganas de vomitar. Como me dijo un amigo, preocupaciones capitalistas, las de ellos.
Ya que estamos en eso...¿El amor dónde me queda? ¿Será que algún día volveré a amar? ¿Alguna vez va a volver a ser algo importante en mí? No lo sé, cómo nunca pude prevenir este cambio tampoco voy a poder prevenir otros, mis acciones aunque intente domarlas a fuerte latigazos, estas se desbordan, se escurren por debajo de la mesa, y mis sentimientos salen a flote, por ahora están en una jaula, por ahora soy solo ese animal.
Que mal, otro puto balance de un año más que se pasa, qué necesidad de hacerlo, debe de ser que estoy muy al pedo, para qué desear que te vaya bien si después te va para el orto? Y esa vez que no desee, que no espere nada, la felicidad me ahogaba, se me escapaba por los poros. No esperaba nada del 2010, y sin embargo me fue tan bipolar, si hubo momentos feos, si hubo cosas tristes, si me fue para el orto, igual disfrute (y no es por mi adicción al masoquismo) fue por qué de todo aprendí, y me la banquee solito, y me la sigo bancando.
2010, como 2004, de esos años que te marcan para siempre, de sonrisas grandes, de saberes nuevos, de melancolías largas, de lágrimas de arsénico, placeres inhóspitos, y la seguridad absoluta de haber cambiado para siempre.




       Por un 2011 que explote a lo grande como Falcón. Es lo único que puedo llegar a pedir.

domingo, noviembre 28, 2010

Dios ha muerto

  Cómo es que dejaste de creer en dios, si antes le implorabas alivio y los golpes se somatizaban, si antes eras un niño bueno que a la hora de dormir pensabas que el, un día haría tus sueños realidad. Se fueron para siempre esos remordimiento de cuando otros venían y te decían, -“yo no creo en dios”- y tu cara de horror ante lo que habías escuchado no se podía disimular, deben ser los años que apagaron tanto en ti, te dejaron seco, como empalmado, ya en nada crees. 
  Y  la moral cristiana sembró en tu interior tremendas secuelas, que hasta hoy en día se sienten, flotan, se infiltran ante cada situación que debería ser normal y feliz, sin embargo algo adentro te separa de todo, algo no te permite seguir, no te deja ser vos mismo. Son puros hombres, hombres que te dicen qué hacer, cómo pensar, de qué manera vivir, por quién debes sentir, y lo que es para ellos según les conviene todo.
Que asco, injusto, de la manera en que hay que vivir lo cotidiano con esas cosas que te obstruyen el camino, las felicidades que se me escaparon de las manos por todas esas leyes que hay que seguir y que solo logran desacomodar tu psiquis, cuantos no pagaron con sangre, con lagrimas, con muerte, la tiranía de ellos, de el, de ese dios, en que todos creen, y que no les permite avanzar, los deja mansos en su cruel tranquilidad tan pobre.
  En mi cabeza se cruzo ese pensamiento, y me dije a mi mismo –“vos antes creías en dios”- y me retumbo algo adentro, se movió en un instante todo y no supe si era por la verdad, si fue por la razón, que a veces es tan difícil de aceptar, no se quiere ver qué es la noche eterna, que como decía alguien muy importante para mí, va creo que lo dijo, era algo así, -“los soles pueden morir y renacer, pero cuando se nos acabe la breve luz, nosotros deberemos dormir la noche eterna”- y ese concepto quedo en mí, y entendí la única oportunidad que todos tenemos, que todos tuvieron y solo pocos supieron aprovechar. Los demás solo se enteraron después de muertos.
 Mi madre reza, reza mucho y cree en dios, toda su vida creyó en el, hizo de su vida su mandato, se caso por iglesia, fue fiel, tuvo muchos hijos, y rezo, rezo mucho. Sin embargo nunca pudo explicar  cuando ante ella algunas cosas se desboronaban, por qué si ella siguió las instrucciones al pie de la letra, si ella fue tan buena por qué ese rey señor no fue piadoso con ella cuando la dejó sin padre siendo tan joven, me pregunto permanentemente qué piensa con respecto a eso, en su rostro puedo analizar, se pueden ver en las pupilas lo mucho que lo extraño siempre y el terrible vacío que dejó en ella su ausencia. Qué será que sintió sobre dios cuando después de unos exámenes médicos le dijeron que eran pocos los días que le quedaban sobre este planeta, será qué se puso contenta por su supuesto y pronto encuentro con dios, no creo. Porque se supone que uno si en verdad cree en el paraíso, que tal lugar existe, si se sabe que va para ahí a ser feliz, ¿entonces cual es el problema?, si todos nos vamos a encontrar ahí. Según ellos.
 La vez que dije a uno de mis hermanos que iba a renunciar a la fe católica, lo primero que atino a decirme fue –“no vas a ir al cielo con nosotros”- y yo no pude aguantar las carcajadas, no pude, aunque no sabía qué hacer ante lo que había escuchado.
Recen, recen e imploren, imploren a ese dios que desde las nubes los mira, muy cómodo ahí, le cuesta mucho estirar sus manos para ayudar a los mortales, le cuesta, tiene fiaca, y más cuando ve que estos se están destruyendo, se hacen mierda entre ellos, la pereza de tantos años de observar a sus criaturas le dio ceguera, y ahora deja que sus representantes en la tierra se encarguen de todo, en especial de las administraciones, ellos saben que a dios le gusta la jerarquía, que a dios le gusta el oro, le gusta que las cosas sean como el dice, que si en África  todos son pobres muertos de hambres, es por qué así dios lo quiso y no hay nada que se pueda hacer para evitar ello. Así lo quiso dios.
Después de tantas conjeturas y reflexiones, claro que creo en el dios de los hombres, si en todos lados puedo ver los rastros de su maldad. 

sábado, noviembre 27, 2010

Tiritos

Si me pongo a analizar, si me adentro a mis oscuras entrañas lo que puedo concluir son ciertas cosas, sostenidas de maneras muy débiles y sin fuerza. Lo único que sé a estas horas es que mis apuntes huelen a pollo descongelado, que la mermelada no engorda, que el grano en mi cuello es en forma de chupon y demás cosas que flotan en la superficie y se mueven cada vez que pronuncio mis ojos de abajo para arriba.
Voy a tener que fijarme en mis entrañas más claras, más blandas, más agudas, agudizarme, desdoblarme y entrar en trance para poder descomponer esto que intento descifrar al mirarme, al verme en el espejo, observarme detenidamente y ver, a ver qué se encuentra, o mejor, no encontrar nada, solo muecas falsas y entes adobados que se acumulan en los poros, y vos sabes que son frustraciones de última temporada, y demás kilos de tóxicos y cosas que aspiraste años anteriores. Nos encontramos por ejemplo, como charlábamos hoy, -“si, a la merca de acá la entrevieran con huesos de personas”-, -“perdón, entonces vos te aspiraste a medio cementerio”-, y las costillas se nos desacomodaban de la risa, igual hay que detenerse en ese instante en que se pronuncio algo tan fuerte y tan groso, en ese mismo momento que no se estaba hablando de cemento (que es por lo general lo que se hace), se estaba hablando algo muy grande y sin embargo no quedo tan mal, o debe ser nuestra tendencia de reírnos de la vida, de tener este humor tan negro, a pesar de ser unos pobres sensibles, que contradictorio. Ya me fui al carajo, es que eso habla de las entrañas de uno, literalmente digo, lo que se lleva en las entrañas, ja, y se encuentra con cosas pocos felices, con esas cosas que se guardan y quedan ahí acumuladas, y si me detengo cuidadosamente y presto atención a cada centímetro de mis tripas, puedo quizás hacer un balance que me de que esta todo muy para el ojetee(para la mierda), o al final de cuentas no hay de que asustarse y al igual que el sol en mi espalda nació un día de los muertos, de la noche oscura de cada día también sale el sol.
Me acaricio yo mismo mi panza, que se toca sola últimamente, unos besos le vendrían bien cada tanto, la analizo para sentir que tiene guardada, y mi panza está tan flaca, debe ser por mis entrañas secas, analizo ese espacio metafórico que existe ahí en donde todos los pensamiento hacen choque, y repercuten de manera destructible, se estrellan ahí, se revientan, hacen pogo, se enfiestan, se golpean de manera violenta y desmesurada, se suicidan mutuamente, se cortan hasta desangrarse, bueno, (me encanta exagerar es verdad), vuelvo a la panza como figura elocuente en que mis caprichos emocionales hacen todas esas cosas que mencione de manera eufórica anteriormente, y resulta ser que mi panza se encontró bien hoy a pesar de que le dieron sentencia final. Es más hasta me animo a decir que me encanta encontrar mis entrañas enrolladas y dolidas, y ya sé que soy masoquista, simplemente está vez es diferente.
Era un dolor placentero, ya no dolía de la misma manera, me encontré tras reventarme muchas veces con ella, la madre de todos los dolores de cabeza, la verdad, y la verdad ya la sabía hace rato, que no la quiera ver y seguir rebajándome, demostrando el poco amor y respeto que me tengo a mi mismo, eso es otra cosa, no voy a decir como todos los pajeros, que abrí los ojos y por fin pude ver, aunque de alguna manera lo este insinuando, pero lo que trato de decir es otra cosa, es que me permití pensar por fuera del circulo vicioso en que estaba sumergido, y hacer catarsis a partir de eso, y darme asco, y sentir asco de la vida, de las cosas que había decidido hacer, vos no fuiste menos, pelotuda, y sabes que te estoy hablando a vos, ja.
Cabe mencionar que no estoy escribiendo para todos, es decir me chupa si se entiende o no lo que intento contar, lo que me refiero, no me importa, tengo ganas de escribir lo que quiero y de la forma que quiero y decir (un cuarto) de lo se me cruza y no temer por ello, y no quedarme con las ganas. No quedármelas en mis entrañas golpeadas pero que sonríen.

viernes, noviembre 26, 2010

Girando




La tarde era ardiente, el sol que se prestaba a chamuscar al más colorado alérgico con pecas o cualquier inadaptado a él, yo sin embargo andaba feliz por la calle, esa felicidad ciclotímica que hace tiempo no sentía, sin saber bien la causa de ello, se supone que debería estar triste. Mi piel no se hacía drama ni por la triste situación ni por el sol, años de historia de generación en generación, desde que los padres de mis padres de mis padres se cruzaron por primera vez con unos autóctonos y decidieron revolcarse mutuamente, me dieron esta genética que hace que yo me pueda cagar de risa del sol, y diferencia de algún hijo de polaco u alemán, italiano o lo que sea, a mi el sol me chupa tres huevos, por mestizo.
Bueno, volviendo a la tarde, con la Victorina nos embarcamos en una nueva aventura. Había que conseguir mucha gente, mucha gente que se movilice por nuestra protesta, teníamos que sacarle la careta a unos cuantos y para poder difundir nuestro mensaje, las cuadras nos esperaban por recorrer y la lengua para convencer.
Yo anteriormente me rehusaba a ir a ese lugar, ellos eran una mayoría que nos podían ayudar, pero no me sentía parte de ese "selecto" grupo, me sentía de otro palo, sin embargo tras el lavado de cerebro de la Vic, no me quedo otra que empalagarme en su discurso tergiversado desde todas las perspectivas posibles, y bueno fui, con la idea en mi que solo iba de acompañante, y me permití ir.
En una habitación marrón, en forma de circulo estaban todos, hombre y mujeres de todas las edades, no eran más de 15 personas, había que saludar, que cosa más incomoda para mí, decidí pasar la mano que es lo más fácil y rápido, me senté y me predispuse a escuchar sus discursos. Eran los deskamisados, "Peronismo de izquierda", algo así, una rama más del tan heterogéneo y liberal partido peronista, y el nombre Néstor, se pronunciaba tanto como se movían los labios, y los sinónimos, y militancia y más peronismo como disco rallado.
En la primera que pude me propuse aclarar una duda, de manera disimulada me referí a una agrupación de elite de mi facultad, la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Plata, que se hacen llamar “kirchneristas” y tranzan su política mediocre y superficial, su militancia se basa en pintar cartelitos muy lindos y darle a los chicos un buffet con televisor pantalla plana y unas computadoras con Internet, y demás tejes y manejes para ganar como sea y por sobre quienes sean, las elecciones, obviamente que no tardaron en darse cuenta de quienes estaba hablando. No dijeron nada. Entonces solo uno, me dijo, -“vos fíjate, hace cuanto años que están y nunca lograron trascender ni como agrupación de esa facultad o otras facultades y muchos menos más alto, siempre quedaron ahí y por algo será”-. Después de ese comentario no necesite escuchar más nada, y me sonreí por dentro.
Pero no tardo en llegar el instante en que mis oídos se lamentaban, se horrorizaban con lo que estaba escuchando, no tardo su pedante y soberbio orador en decir cosas tan desagradables, que mis diferencias ideológicas con ellos se acentuaban más y más, -“Si tengo que tranzar con Menem para profundizar el cambio, lo hago”-, -“si hay que intervenir una provincia para profundizar el cambio, hay que hacerlo”-, tiraba de esas frases una tras otra, y yo en una no aguante y me fui afuera a fumar un pucho. En mis últimas secas pensaba, en que cómo puede ser que estaba en ese lugar, y tenía ganas de decirle a mi amiga que me saque de ahí ya, que la voz de ese tipo me irritaba y su complejo de intelectual despreocupado de su imagen ya estaba muy trillada y a mi no me importaba seguirle el ritmo, no pensaba que al cambio se llega por cualquier lado, ni pasando por encima de otra gente, ni mucho menos matando, ni mucho menos con muerte.
Este zurdo  se las tomo, se las tomo muy respetuosamente, sabiendo que prefería que lo bardeen, que le digan “trotsko”, aún sabiendo que Trotsky nada tenía que ver con el, ni que esas personas que utilizaban ese termino de forma degradante sabían bien quién fue ese tipo, yo no hubiera buscado esa multitud, ni siquiera prestaron demasiada atención a nuestro discurso ni se pusieron a favor, no se la jugaron por nosotros y muchos menos nosotros por ellos.





jueves, noviembre 18, 2010

Mi utopía maliciosa

 Me dieron ganas de ser anarquista, de creer en el amor libre, de estar a favor de la libertad, a diferencia del marxismo que se acentúa en la explotación, yo prefiero ahondar en la dominación, y tener una mirada más amplia para poder salir de lo tradicional, meterme en un terreno más intimo, más profundo hasta caer más bajo.
Hilando fino puedo ver lo intenso de todo esto, y lo poco que puedo escuchar, agradezco tener cerebro, celebro poder entender, descifrar, que no me cueste saber la verdad del sistema en el que estamos inmersos, aunque digan que soy negativo, yo sé encontrar la luz en este pantano aunque no parezca. Subordinado a lo cotidiano que me come la cabeza, emancipando conceptos en mis adentros contradigo todo el tiempo lo que siento, hago el balance pero no me salen las cuentas, nunca fui bueno para sumar y no estoy refiriéndome a las matemáticas.
 Estoy harto de los roles, las etiquetas, las premisas, las tendencias, soy yo, o es que todo esta tan desgastado, tan podrido, ya estoy negativo de vuelta, pero no se escuchar melodías,  debe ser por eso. Vos pensá que todo se va aclarar pronto, que la revolución esta cerca y se hace con las urnas, que el neoliberalismo y las privatizaciones nada tienen que ver con lo acotado, los estragos en tu vida, de el vació interno y la degradación, que no están ligados a la iglesia, que te pide que reces, con cartelitos que dicen que el hombre es grande cuando reza, cuando es sumiso a las ordenes de un dios furioso y despiadado.
En otra frecuencia, voy, lejos de la tuya, de los demás, aunque me miren con recelo, prefiero quedarme en las minorías, ser un mártir como dice Benedetti, antes que un verdugo, no quiero el paraíso plagado de inmundos asesinos, yo tendría que ir al cielo aunque no creo que tal cielo exista.
 No quiero paridad, no me quiero ni asemejar al modelo de vida, de familia de clase media ascendente, ingresar a las filas de nuestro tan bien ponderado socialismo, con una profesión digna, administrando mis horarios en el campo laboral, explotado por un patrón a cambio de migajas, como lobo manso. Tampoco ansió el poder absoluto, ni que me lustren las botas, ni que me saluden por miedo, falsos, sin más amigo que mi sombra.
Las instituciones que nos educan para pensar, sentir y contestar, esas instituciones que yo gozo cuando las siento debilitadas en cada crisis, que pierden peso poco a poco, los puedo ver caer, hondo su discurso ya no sirve como antes, lo pude observar en el 2001, y lo puedo ver ahora, como cuando se baten a cachetasos en el parlamento, mientras yo me cago de risa y me arrojo libremente a mis ideales. Papagayos medievales.
Que triste, que triste caricaturas que aceptan y aspiran serlo todos, no asumen el desafío, no voy a ser como ellos, no voy formar parte de este consumo vicioso, no voy a creer que estoy condenado, me quedo con mi mundo diferente, no voy a ser gobernado por este sistema de poder, de los que imitan, los voces de ecos ajenas, que no me representan, que no van de la mano de Galeano, del doctor Maradonna, (No estoy hablando del jugador de fútbol) de Pessoa, y tantos más que, "cantaron la cantinera del infinito en un gallinero".
 Cómo hago para plantear esto? cómo cuestiono el hogar, la reproducción biológica, la rutina establecida, cómo propago este ideario de amor libre que entiendo,  en las estructuras bien arraigadas de esta sociedad, cómo puedo abolir todo esto en mí y en los demás, cómo puedo hacer para que dejen de ser solo teorías, y no volverme loco en el intento.




"Bailábamos la danza de la lluvia, fumábamos la pipa de la paz, hablábamos con la naturaleza, buscábamos la senda del jaguar"...











  

domingo, noviembre 14, 2010

SUGAR!


Abrazo la almohada, es verdad, también lo es que me abrazo yo solo, y duermo en la misma posición como si fuese que vos estas en mi espalda, y yo pegado ahí puedo sentir esa seguridad, esa paz, ese amor absoluto e incondicional que solo en tus brazos sentí.
 No me canse de vos, amor, me canse de mí, me canse de ser un asqueroso, un hipócrita, un inmaduro, y por sobre todo un cobarde.
 Y me arme de lo que no tenía para intentar llevarme  el mundo por delante,  me olvide mi amor egoísta por vos, ese amor que hacía que todo lo hermoso de este planeta tierra, a tu lado sea opaco,  me dejé arrastrar por la costumbre que me saturo y comencé  a ver las carnes flácidas aisladas entre cuatro paredes hasta querer correr de ahí, hasta escupir bien alto como niño ingrato.
 Las señales, las actitudes, las muecas, los gritos, la locura, la frialdad, el aburrimiento, el aislamiento, la juventud, todos indicios de que estaba desgastado, raspado, roto, desvalido, y demás síntomas. Un día me levante luego de un largo proceso, ya no era yo, vos eras vos pero yo era esto, este bicho raro que ahora escribe, que ahora anda suelto por ahí, y se pregunta si será este el camino que quiere recorrer o el qué necesita, y se pregunta dónde fueron todos esos sueños que tenía con vos, con tú persona, en qué momento dejamos de ser, en qué momento te descuide, en qué momento me descuidaste.
 Retrocedo, vuelvo mi mente a ese tiempo, no hace mucho, cuando me dicen dónde estabas en tal año, y yo no se dónde estaba pero me acuerdo de mi cuerpo y lo encuentro en tu cama, todas las veces, después años así me vuelvo a encontrar, pero si me dicen ahora dos semanas atrás, no se ni dónde estaba parado, ni quién era yo, ni quienes andaban por ahí, cómo no se nada desde hace tiempo.
  A veces, en mi soledad morbosa, me encuentro recordando las mañanas en que miraba tú rostro y sentía que no existía criatura más hermosa en el mundo, o de las veces que te olfateaba una y mil veces, tratándome de explicar cómo no tenías ni un poquito de olor a mugre, era como si tu piel se camuflara en distintos aromas todo el maldito tiempo, y te odiaba por ello.
 Solo me gustaría que entiendas, que sepas que para mí nunca nadie te va a llegar ni a los talones, por más que te tiré por la ventana, te suicide, por más que fui una basura, la peor rata, nadie me había hecho sentir eso que vos me diste, nadie había hecho mis sueños realidad, nadie nunca fue tan importante.
 ¿Cambiamos nuestros sueños por planes, verdad? ¿O acaso estoy muy equivocado?, nos volvimos tan malos, dejamos de desear, nos olvidamos de nuestros piececitos fríos acurrucados en la punta junto a la bolsa de agua caliente, yo te dije de recurrir a estrategias, te dije de cambiar de lugar, intente recordar cómo eran esos días, en  que vos salías de tu comodidad y te integrabas a mis condiciones, y venías a mi mundo, te capturaba aquí, justo en mis muros, te cocinaba, te hacía el amor, y dormías en mi cama, y yo era más feliz.
Puedes decir ahora, ya lo sabemos, perdimos o ganamos, eso quiero que intentes decir ahora, yo no me arrepiento de nada pero ¿sentiste melancolía alguna vez?, fue todo tan rápido, digo, si lo pienso me parece ayer que camine cuadras y cuadras, que cruce por debajo de un balcón antes de llegar a vos, y me sentí raro, y sentí como si por dentro sabía que después de pasar por allí, no habría retorno, y cada vez que pasé , que paso por ahí, recuerdo que sentí eso.
Ahora que dejé mi servidumbre tranquila por una libertad peligrosa, trato de entender el masoquismo, trato de saber mientras me encuentro tan diferente, voy por caminos tan lejanos al tuyo, y no lo puedo creer, no lo puedo creer mi amor.










martes, octubre 19, 2010

PACO

   Había perdido la noción del tiempo, puede por el intenso calor o por la ciudad vacía, sin vida, ningún alma en pena rodando por la vereda de la plaza nueva con sus dibujos frescos y deformes.  Faltaba media hora para que mi amiga salga del laburo, y yo quería cambiar la rutina, salir de ella, con los últimos centavos en el celular, escribí un mensaje y le dije que traiga un tinto en treta, de los más baratos, con un poquito de hielo. 
La Plaza me resultaba agobiante con las horas que no pasaban más, me moría de aburrimiento, de calor. Pensaba, mi cabeza como siempre me retumbaba, y en mi pensamiento estaba el, y el transcurso de los días y la incógnita de por qué no volvió nunca, de por qué me dijo tantas cosas lindas para después hacerlas con sus actos  horrendas, en lo contrario a todo lo que hablábamos de crecer juntos, de vivir juntos, de pertenecernos. Nada de ello sucedió, y yo ahí más solo, me acordaba de lo feliz que fui muy poquito tiempo, mis tripas se doblaban en cada estrofa que mis neuronas lo pronunciaban.  Y mi amiga no caía nunca.
 Me acerque al kiosco en donde desde principios de año ella se encontraba las 24 horas del día trabajando,por unas miserables monedas. Nos miramos cómplices, mientras ella hablaba con el cajero, yo saqué de la heladera el vino y lo metí en mis pantalones, mi remera larga con mis costillas flacas me ayudaron a pasar desapercibo, con una sonrisa picara me aleje diciéndole adiós con las manos, ella se hizo la que no me vio. 
 Mi amiga cayo al rato, yo me había tomado todo el tinto, me lo tomé así, puro, aunque se prestaba más para la birra, no se qué tengo con el tinto que siempre me puede más, yo sabía y así fue, ella saco una latita de las grandes y era bien fresca, con los puchos que iban y venían  las tomamos todas en un santiamén.  En un momento perdí la cuenta de las veces que fuimos y volvimos en busca de más, y curioso, que en ninguna de las pasadas no había nadie, ningún otro ser humano en toda la tarde, en toda la noche que se trasformaba en madrugada, nadie, solos.
 Estábamos ebrios, nos reíamos de un sapo, después yo lo tenía en la mano y se lo tiraba a ella, ella corría despavorida, a los gritos, después lo agarraba ella y yo corría, nos reímos tanto.  Al rato, a los dos nos colmo el silencio, los recuerdos se nos pasaban por los ojos pero ninguno decía nada, ambos sabíamos qué estábamos pensando, no había por qué admitir la soledad de cada uno.
 Le dije que me esperará un toque, dos segundos, corrí al departamento, como pude subí las escaleras, del cajón tomé la navaja plateada y el pegamento, coloque todo en mi bolsillo y baje a los humos.  Corrí a la plaza, con cuidado le revoleé la navaja y ella empezó a cortar el treta, no se para qué me fije, si no había absolutamente nadie en la ciudad, todos estaban de vacaciones, veraneado felices. Nunca falta un azul merodeando por donde no debe u ausente donde si debe estar, observe con atención por las dudas. Ella me grito que ya estaba todo listo.
 Con las dos manos apreté fuerte el pegamento sobre el tetra, con los deditos lo acomodaba para que no se desborde, y ya el olor empezaba a cubrir nuestras fosas nasales.  Aspiré con ganas, a la segunda pensé “esa va a tú salud”, y succione con más ganas, ella solo le dio uno pequeño y se tiro boca arriba a mirar las estrellas, yo me seguí dando.
 Nada, ningún alma en pena, solo los dibujos deformes, y coloridos, el perro pintado de cara grande, se movía, lo escuchaba ladrar, curiosamente ladraba como mi perrito, y las letras deformes ahora parecían rectas. Yo la vi con la cara pegada al tetra, eso recuerdo, y recuerdo también que nos reímos mucho.
 Podríamos haber matado alguien, que nadie se enteraba, podríamos haber armado una partusa de barrio, solo los dos, y nada, nadie, en un momento creo haber visto un pobre, con los harapos viejos, cubierto por cartones y las jorobas cansadas, solo se limito a mirarnos, como con pena, el sentía pena de nosotros, que ironía, y nosotros nos reíamos, nos reíamos fuerte, le dije, “qué miras negro de mierda”,   el siguió, ignorándome por completo.
 Cuando desperté, los ruidos de los autos me comían la cabeza, ella no estaba, yo como sonámbulo me alejé de la ventana de la estación donde me encontré durmiendo a la mañana siguiente, una cuadra después de la plaza dónde la vi por última vez.
 A veces creo tener flashes, los tipos estos que vienen y me revientan a patadas en el piso, flashes de gritos, los dos gritando como locos, tengo un moretón gigante en la espalda y creo que fue cuando me tiraron, ahí en esa esquina. A vos no te tiraron, a vos te llevaron.
 Cada vez que veo un hombre bajar de una camioneta algo se me retuerce adentro, cada vez que llega la noche estoy en estado de alerta, y en la mañana recién puedo cerrar los ojos y despierto con la ilusión de que vos estés a mi lado.  Cambiaria todo por volver el tiempo atrás y estar conciente, y recordar y cuidarte, y no dejar que te lleven. Cambiaría las ilusiones de que el amor vuelva, de que se cumplan todos esos sueños de prosperidad monogámica que tenía, todo cambio, ya absolutamente ya, si hay un diablo mi alma se la doy, pero dejaría todo, no me importa más nada. Eso no va a pasar, y ahora sé que tan feliz era en verdad, por poder contar mis días con vos, y ahora que ya no esta más amiga mía, mi vida daría para que estés bien, y para que vuelvas también.

Perdón si algunas cosas no se entienden bien o hay errores, se me vino a la cabeza esta historia y bueno la plasme.... 

domingo, octubre 10, 2010

Una pena!

 Echando alcohol arriba, las cosas se solucionan para no tirarlas, expresaron recién, ojala pasara lo mismo conmigo, para que me solucione y no me tiren. Este concepto, de tirar, es nuevo en mí,  hasta hace poco nunca lo había experimentado, esto de ser un despechado, desmoralizado, derrapado, descocado, lo último puede ser. Pero todos vienen acompañados del "tirar", "tirado".
 Está fue una semana de palabras nuevas, palabras que nunca uso, entre ellas me dijeron dos, "mueje" y "ameba", no es que no las escuché antes, o no las conocía, soy tan convencional con las palabras, a veces trato de incorporarlas, como otras cosas también, pero todos tienden al descarte así que, yo hijo de la misma era, no puedo ser menos.
Freses nuevas también, claro.
 "Intentaron mandarme a rehabilitación y dije, no, no, no", dice una loquita en otro idioma, rehab,"rehabilitarme de vos", también dice otra, bien yegua. Yo prefiero un día al aire libre, me rehabilita para volver más intoxicado aún, con ideas que flotan en mis neuronas con poca memoria a corto plazo, me desestabiliza tanto, deben de ser mis días tan turbios, que la paz de los árboles y ríos ya no son para mí.    Mientras caminaba por un puente, sentí que nunca me había sentido así en la vida, como me siento hoy, que cosa más rara de experimentar, siempre supe de esta situación por las formas chotas y de mercado en que te las dicen, a mi personalmente me desagradan, el despojo al ser humano es tan frecuente, yo lo práctico a diario, y aquí que me encuentro con la contradicción del perro al que el árbol lo mea.
 "Chorizo, rico el chorizo, se termina rápido como el amor", dijo un viejo y yo no pude disimular mi mueca irónica ante lo que había escuchado, dale viejo choto, vende tú chorizo, véndelo, tratando de no tirar frases, conceptos, palabras, que lo único que logran es desestabilizarme, tan maricon puedo ser, tan sensible, me molesta tanto ser así, hay gente que pasa por cosas peores y me hacen sentir tan de cuarta al verme así, demacrado con el paso de los días, por nada, por una oferta al pasar.
Basta de tirar, tirarla, tirármela, este abrupto orgiástico me desvela,  en dónde quedan otros conceptos, después de acabar cuatro veces, después de sentirte como la más hija de puta de todas, después de fundirte tantas veces sin pensar en nada, y despertarme así, tan feliz de la vida, y ver que hay otro día y otra nueva situación, situaciones nuevas que se presentan de cosas que nunca habías hecho, y por qué tiene que estar mal, no fue tan malo tomarte de la mano, no fue tan malo mirar mientras mi mirabas, no fue tan malo ver tus fotos y darme cuenta de que te importo, no fue tan malo saber que el dolor  ahora era más soportable después tanto sadomasoquismo.
Veo como en secuencias los conceptos de la sociedad, los veo manejarse, los veo leer estas palabras, los veo sacar sus propias conjeturas según el grado de moral católica, machista y heterosexual que tengan, veo las imágenes, los rostros de Liliana, Ernesto, Isabel, Negrita, Fernando, Jonatan, Eduardo, todos seres que admiro, que van bajó mi misma perspectiva, ven con un igual cristal al mió, y les chupa, también seguro les arrojaron conceptos, los tiraron, los despojaron, los hicieron llorar sangre, y hoy, sentados en su eternidad, que no es ninguna nube celeste, ni nada parecido, ahí sentados en los corazones de espíritus que sueñan para mejor, son felices.


"Sería una pena quedarme en el tiempo del vicio y el sexo barato. Aunque te digo que a veces tan mal no la paso. Pero a veces hasta el más idiota merece un poco de calor…Y si es el tuyo mejor, porque el tuyo es el mejor".

martes, octubre 05, 2010

La danza Inmóvil

Sobre el desarreglo de las sábanas, nuestros cuerpos eran los de un náufrago, únicos sobrevivientes del jubiloso tifón que había derribado floreros, botellas, vasos. Nuestros cuerpos no podían contener más gozo. Todavía empapado por el entresueño, giré sin darme cuenta y al recostarme en tus pezones, los roze con mi pecho. Y fue como si un loco corriendo por entre los árboles de un bosque calcinado por el verano arrojara teas que al instante lo incendiaran todo. Nuestros cuerpos ya no podían tolerar mas placer y sin embargo, entreverándonos de nuevo, descubrimos que esos bosques en llamas, era menos que el fuego de una rama, menos que el fuego de una hoja, a penas el comienzo del comienzo.
En el espejo, frente a la cama, contemplé los movimientos vertiginosos y lentos de un animal que mis ojos jamás habían visto. Vi que las piernas convulsas del cuadrúpedo luchaban entre sí.
Vi cómo sus cuatro piernas se fundían en dos. Vi que el bellísimo monstruo era bicéfalo, que sus cabezas peleaban, se mordían, se besaban, se arrancaban los hocicos. Vi que sus dos cabezas se juntaban en una sola. Vi la desesperación de sus cuatro ojos resistiéndose a ser dos. Y en los ojos que sobrevivieron vi el júbilo de ser ya sólo dos. Vi como los veinte dedos de las manos de la bestia forcejeaban, se debatían, desaparecían detrás de su lomo y reaparecían convertidos en diez, las uñas del uno en los dedos del otro. Vi que sus nuevas manos acometían lo que quedaba de sus rostros, desgajaban dos de los cuatro labios del jadeante animal malherido, le dejaban una sola, insaciable boca. Vi que uno de los labios pertenecía a la nueva cara y el otro a la abolida. Vi que las crines ahora sin contienda, mansamente se entremezclaban en una sola pelambre de cabellos, ora negros, ora castaños, ora azabaches, ora verdes. Vi como la bestia se iba pacificando aquietando, aletargándose. Y entonces, solo entonces, vi que el prodigioso animal reposaba en nuestro lecho y no en el lecho del espejo. Y que nuestros cuerpos eran su cuerpo. Y que en su rostro se mezclaban tus facciones y las mías. Y comprendí que vos eras yo, y que yo era vos. Le miré, me miró. Nos miramos.¡ Éramos el ejemplar único de una especie única, principio y fin de una raza destinada a existir ese instante único! ¡Primer y último ejemplar de una raza extinguida, el postrero ejemplar de una especie que algún día iba  nacer.

jueves, septiembre 23, 2010

Perverso

 Y me pregunto qué va a quedar después de todo esto, después de Rosseau, después de Locke, de Hobbes, me quedará algo en la cabeza? al concepto de "soberano" lo entendí, a los del ´37 también los entiendo, no hay que saber mucho para entender lo que decía el capo de Moreno, el racista de Sarmiento, y los demás secundarios que se suman, no me malinterpreten, secundarios, de los que sigue me refiero.
Más me gusto Maquiavelo, leer el Príncipe fue un antes y un después en mi vida, me gustaría tener la capacidad de gobernar así, dejar este blando corazón y cerebro acotado, para que con la tan  propensa ambición que padezco me sorprenda descubriéndome ahí, matando por poder y doblegando poblaciones a mi ideología. Seré un menemista maquiavelico?, seré un macrista demagogico? un tirano de época, un pos-moderno jodido, corrupto y malicioso,  un verdadero hijo puta.
Cucarachas, eso son, esos dos que nombre recién, yo más bien me compararía con malignos de la calaña de Hitler y Mussolini, esos si eran malos, maquiavelistas, y no daban otra impresión,  tenían bien clara sus posturas, si mataron, mataron y punto, si robaron, robaron en la cara, si censuraron a lo grande y no a través de otros, arrasaron con vidas, ciudades, culturas, progreso, sueños a costa de sus espaldas y por ambición propia e inteligencia, no se fundieron viejos chotos y solos, como machos se la bancaron y explotaron en mil pedacitos toda su carne, que se fundió en veneno propio.
Tendré tendencias a este tipo de diligencia? me hará bien a la cabeza leer Maquiavelo para que siga alimentando mi violencia interna, para que sueñe con ser esa basura de persona a la que tanto detesto y sin embargo todos llevamos adentro, hasta qué punto voy a poder probar el límite de mi inocencia?.Demasiadas preguntas para un solo párrafo.
Voy seguir pintando mi lengua de verde con cada mate, voy a seguir doblando mi columna vertebral rectificada en asientos no aptas para zurdos, (que escriben con la mano izquierda, digo, no de ideología), voy a tratar de aplastar cosas de lo cotidiano infernal con estos conceptos, y por sobre todo, voy a despedazar cada hoja que mi esfuerzo pueda, para entender este mundo de manera tal como lo hicieron tantos otros y hoy yo los leo.
Qué quedara después de todo esto? y la palabra siempre queda, o tal vez mi premio de consuelo, el que nos queda a todos, el que nos volvemos todos, polvo, tan sólo polvo.

viernes, septiembre 17, 2010

Según el cristal con el que se mira...

 Estamos tan locos, todos locos de la banda, la banda de la Negra, del Víctor, del Ulises, el refrán dice dios, aunque no crea en dios por ahora, dios los crea y el viento los amontona. Y tengo ganas de recorrer los caminos del loco, de la locura propensa a la carcajada del suicidio espontaneo, sumergirme en corrientes de pensamiento alienadas con tales acaudalados, como dice la vieja loca, acaudalados personajes.
 Este loco no se puede dormir, recién se agarraba la cabeza, gritaba, decía que quería llorar, se reía dos segundos después, repetía una y mil veces lo mismo, decía: "¿quieres saber la verdad? ¡Acuéstate conmigo y lo sabrás!" bueno, yo pienso que entonces mucha gente debe de saber la verdad jeje, la otra loca se me tomo el palo, después de hacerme delirar y mostrarme su faceta indecisa, vueltas y vueltas, para decidirse por dos discos y una chuchería para la sobrina del macho, a estas horas debe de estar sumergida en las aguas candentes del amor a distancia. Hablando de la loca, la Negra, claro, hoy, justo hoy, me salvo la vida, yo iba a la facu caminando con flor y el Tommy, y la negra salía de cursar y me paso unos resúmenes que venían de lujo para una cursada y para la cual no había terminado de leer las fotocopias, bueno la bien predispuesta de mi amiga, me dio sus resúmenes, y me salvo la vida, ¡que grande la Negra'... En ese momento entre que cruzaba la calle y entraba a la facu pensé en que el destino o la suerte, lo que sea, como tantas otras veces, hizo que me la pase por al lado y con sus rulos grandes y ojos saltones, me salve el pellejo ante despiadados docentes parlantes.
 Las muecas, como gesticula la cara, son dos de las principales características del loco, del Víctor, además de un plus de modificar la voz para cada una de sus actuaciones y la demagogia pura con que construye sus discursos, capaz de convencer a la más inocente de la criaturas de que vaya y mate al padre, y lo logra! bueno, su profesión lo a medita,  se le esta permitido esas acciones, ya que tiene a la más hija de puta de todas de su lado, su amada y bien ponderada, la ley. Ahora parece por fin sus enroscadas y disparatadas neuronas duermen, o al menos dormitan, yo pienso que este debe trabajar los pensamientos a mil por ahora, por qué mamita, agárrate!!!, te sale con cada cosa, del loquero lo corren, bueno no es que lo estoy matando, el loco este es mi hermano, y no lo cambio por nada del mundo, a ninguno de mis locos.
Me falto el gato rubio, gato rubio que lee Neruda, es atea, hace dieta y de apariencia perfecta, como de diosa griega capitalista, le gusta el verde y es una soñadora tan de izquierda aunque ella no lo admita, su corazón es tan rebelde que no se amolda a las figuras fraternales que la abrazan, y la exigen, la demandan como niña bien, como señora del hogar que cría los hijos, ella dice que sueña con ello, pero yo la veo conquistando al mundo y tragándose de un bocado, de un solo parpadeo, a toda la burocracia machista. Es la loca Carlita, como me gusta decirle a mi, como en la canción de Yayo, la linda carlita tiraba la...
 Siempre juego a qué tan bajo se puede caer, pero estos locos de mierda, se empecinan en ganarme, entonces cuando yo sentí que toque fondo, me salen con una poronga mucho más grande de acontecimientos de sus vidas y me dejan de parado, ya saben que.. El loco ciclotimia este, dime con quien andas y te diré quién eres, es una caja de sorpresas con fiesta incluida adentro, y dos bailarinas de strepp dance, la Negra es tan impredecible y confiada posta, segura, esa seguridad rapaz con la que se nace, no se obtiene, realista, igual le gusta soñar despierta de manera real claro, en la única forma en que se puede lograr ello, la rubia te sonríe, te tranquiliza, y te transmite su mala leche en un sin fin de amores, aunque vos nunca la vas a notar mala leche, siempre perfecta en sus imperfecciones.
Me falto referirme a dos bichitos que ya nombre,  del Tommy, no puedo decir nada, no lo conozco lo suficiente como para sacarle el cuero, es raro, es como que nunca puedo saber que está pensando o si esta bien o mal, sólo sé que pega perfecto en esta banda, la del verde, la de los libros, los loquitos.
 Por último, mi Flor, que al igual a un amigo suyo, tiene la extraña capacidad de a veces desaparecer, mi flor es la cucaracha de Kafka, tuvo la posibilidad de venderle el alma al diablo y ser la persona más feliz y materialista del mundo, de este sistema de consumo, sin embargo tiro las mechas y los estampados, se vistió de ella y volvió la transformación en ella, me hizo sentir que la transformación era como ir a la esquina, tampoco tan así, en el sentido de que en ella siempre se escondió esta flor, la diferencia es que ahora es ella, en verdad ella.Es ella en su pipa, en su filosofía y en su ojeras.
 Falto el loquito, más loco, la basura, bipolar, monstruo de alcantarilla extranjera, esto, lo que sea que soy, miedoso, nicotico, neurótico, sexopata, nostálgico, ansioso, verborragico, trilingue, extrovertido, amoral, mentiroso, manipulador, esta rata de las ratas, yo, y mi días cansados, de orejas sordas, de tiempo incompleto, de ambiciones desbordadas, aspiraciones inalcanzables, aspiraciones alcanzables, y pensamientos todavía no encontrados.
 El loco este, el Ulises, que se cree que tiene más cancha que otra cosa pero a veces se encuentra con el miedo a la cara y no se anima a mirarlo, con aires maquiavelistas quiere conquistar el mundo sin conocer bien qué dice Maquiavelo, con ideas grandes aunque lo único grande sea el tamaño de su cerebro, como dice Liliana, ¿qué haría el loco sin su Liliana?, qué haría sin su violencia tan blanda, si su silencio delatador, sin su cara de asco constante, y sin su corazón adicto a la locura, a estos locos que los rodean, y a su verdadera locura.







  

domingo, septiembre 05, 2010

la_flower_power

El gato debajo de la “O” y los nenes jugando con la zorra, los otros observándose la “T” y de ahí que está la creación en la transformación, la armónica que suena sin parar de unos labios agitados que la impulsan igual que a mi cuando te encuentro entre los ladrillos de ese tinglado.

Me exorcice al ritmo del tambor, era como si siempre supiste que entrarías en trance esa noche, como si la vinieras esperando más que a la noche que siempre soñaste que llegaría, y esa noche un día llego, ya partencias a esa noche, al lugar ese donde tú amiga casi afroamericana danzo con energía potenciada al son de viejas canciones.
Tambor, tambor, tambor y más tambor, tú recuerdo que se plaga entre los repiques, y tú recuerdo me lleva tu olor a rico, tu olor dulzón, tu olor que me hace sentir despiadado, descocado y me insita a la sin razón, ese es el olor de la felicidad que me quiero aspirar hasta fundir mis huecos nasales. Tambor que se confunde entre el malambo de un mestizo encarnizado y la zamba de una rubia alemana, nieta de españoles.
Tantas risas que opacan lo gris del día, tantas carcajadas que hasta se te funde la neurosis o las tendencias suicidas, y ya no vas a hacer ese grupo, en Facebook, ese grupo para las personas con tendencias a querer suicidarse los días domingos.
No entiendo nada de lo que escribí, ni siquiera están bien los tiempos, no me importa, me chupa, escribo lo que me sale y lo que tengo ganas, como que me olvide del mundo y volví a ser yo, volví entre esos ladrillos acomodados meticulosamente uno a uno, lado a lado, mano a mano, me encontré ahí como cuando me encontré entre tu ombligo, era yo de nuevo, entre tanto verde que me desplegaba de todo lo malo y me dejaba nuevo, que me arrodillaba a tu recuerdo y a mis ganas de abrazarte para no despegarme hasta sentir asco de vos, quiero cansarme una vez más. Absolverme, devolverme, envolverme, y doblegarme en tu espalda, en los huequitos de tu columna vertebral, inducirme allí, deshacerme, en pequeñas partes para no dejar recuerdo.
De nuevo el tambor, acompañado de un paisaje medieval, la chimenea, la luna, el amanecer, faltaba la cruz nada más. Y nosotros observando, comparando, imaginando, bailando, sonriendo, soñando, corriendo, embarrando, amando. Me gusta tanto la noche, la noche del galpón, la noche del tinto, del verde, del pinito, de la negra, del tommy, del otro que no me acuerdo el nombre, de vos, de mi, del presente que ahora se volvía el pasado, todos ahogados en el fondo blanco del vaso blanco que me tomé a la salud del mundo entero y de esta nueva persona que desconozco y en la que me convertí.

sábado, septiembre 04, 2010

39

 Me quebré ese día que fue de noche, me desborde en adoquines en los que arrastre las pieles que, como pliegues se absorbieron verborragicas en pequeños cuadraditos colocados cuidadosamente un siglo antes. Pude ver como la sangre se desplazaba conjunto a mis sueños, también rojos estos, se me iban por los bordes hasta llegar a las veredas de casas arrugadas de oxido y árboles aburridos por el invierno.

Eran las tres de la mañana, y yo no creo en los santos pero los chocarreros me dan miedo, entonces me contradigo, era las tres de la mañana y ese perro que me mira siempre como sabiendo todos mis pecados y me hace sentir miserable, esta vez no me siguió, se habrá quedado por ahí olfateando otra alma perdida. Ni los perros te siguen, pensé. Estaba ahí, todo tirado al suelo, lo tire todo tal como tire la vida, así que de nada servía temer ningún Nosferatu y si el perro venía seguramente lamería con asco de resentimiento el gusto agrio de los sueños y la sangre.
La última gota caía, me había mezclado con la tierra y ya me dirigía a los adentros, en donde habitan esos seres de los que habla Verne. En mi segundo final, encandilado recordé tu belleza nefasta, y la última gota se detuvo, la sangre como una cinta de esos cassette de videograbadora que ya no existen, empezó a retroceder, emprendió un viaje de vuelta, se me volvió al cuerpo así como los sueños, se me volvió al alma.
Me quebré esa noche en que fue de día, fue cuando lo supe, encandilado ante tanta razón interior, mis tripas me habían avisado y mis neuronas se enfiestaron con dopaminas, las pieles se me arrastraron ante lo áspero de los ladrillos medievales estos, mi memoria selectiva solo podía asociar este hecho con lo suave de tu piel, y al igual que los cassettes extintos me prendí fuego alto ante la minima chispa que largaste.

No te queda otra que confiar, no tener miedo, corajudo, disfruta.







Tendré tu corazón dije con el bisturí en la mano.....Lo colgaré en mi cuello sangrando latirá cerca del mío!


































Viví, amé, estudié y hasta creí, y hoy no hay mendigo al que no le envidie que no sea yo, a cada uno le miro los andrajos, la llagas, la mentira, y pienso… quizás nunca has vivido, estudiando, amado, ni creído,


¡Quizás solo hayas vivido como una lagartija, a la que cortan el rabo, y solo seas un rabo, moviéndose más acá de la lagartija!

viernes, agosto 27, 2010

Efectos secundarios de Liliana Felipe

 Frustraciones adobadas, acumuladas durante 500 años o más, sangre, mucha sangre, delirios místicos, papiros quemados, imperialismo letrado y borrado, acoso Bárbaro, no tenían previsto Jesús, no tenían previsto al tendero loco, utópica cosmovisión que surgía en el mismo ceno, latín, latín, y el maldito plan divino que vino para decir que "antes de esto, la humanidad estaba caída", no importa el planeta tierra, lo que importa es el reino de los cielos. Dejar la razón de lado, dejar de leer libros, basta de filosofía, basta del culto al cuerpo, basta de gimnasios, eso es homosexual, eso es orgullo, la razón del hombre está mal, muy mal, malo, malo.  
 

"Constantino ven, ven, no te mueras sin antes renunciar a todos esos dioses paganos y acepta al mio, dale el privilegio, que el mundo necesita de la justicia eclesiástica, poder terrenal que se manifiesta de lo "divino", dale Constantino ya casi estas muertito, es hora de la nueva era, no importa que después le digan la Oscura, para qué progreso cuando yo les puedo ofrecer un paraíso vestido de blanco puro y paz absoluta, para qué cuestionarse nada, si de nada sirve, necesitamos hombres ignorantes y sumisos, necesitamos que te unas a nuestro dios cristiano, sabemos que San Pablo va a propagar la verdad absoluta que se esparcirá por los siglos de los siglos, colmando de monasterios a las sociedades, borrando caminos y destruyendo las ciudades, dale Consty, de nada te sirve este basto imperio pecaminoso con la mitad de tus ciudadanos letrados y con tendencias antinaturales, vos vas a ir con el único dios, este único dios todopoderoso, el nuestro, el de la ira, el tirano, y de bienes, los bienes de los hombres, claro".








"Ay, hay que venirte, ven, ahí está, es la fiesta de los Arcángeles, no importa lo que digan, Gabriel no es hermafrodita como se dice, eso no existe, o al menos no entra en el diccionario de nuestro dios, Gabriel es más bien asexuado, no te dejes llevar por su apariencia muy femenina, el es un hombre, un hombre de dios, con sus rulos dorados y faldas largas, nos acomodamos a estos tiempos modernos, Gaby no quiere ser  menos, después de todo la metro sexualidad es lo que está de moda, el es más bien un paqui. Ven a la fiesta del anunciante de la muerte, uno de los tres anunciantes de dios, tan propicio a este siglo XXI.

 





           

lunes, agosto 09, 2010

Susurros del SXIX

El viento empujaba sus flácidos cachetes, sentado ahí en esa nueva estación ferroviaria Tommy no entendía mucho de lo que para el, era un monstruo, sólo sabía que el ruido que esté producía, además de miedo, le había dado una infección de oído. Caras y más caras, que de un día para el otro colmaron su pequeño pueblo y lo transformaron en otra cosa, ya no era su pueblo. Entre tanta gente sin embargo era el niño más solo del mundo, en esa ciudad en expansión, sentado y solo, contemplaba con horror esa cosa, que para el era la bestia. Ana, una mujer de la calle, era la única que se le aproximo en pocas oportunidades, se acerco en ese momento en que con ojos aguados Tommy contemplo por primera vez al tren acercándose al bullicio de la burguesía y saliendo de los campos de cereales, para luego intentar perderse en las vías del tren. La mujer asustada acudió a alcanzarlo antes de que él termine aplastado como tantos otros muertos accidentalmente y no tanto, en las garras de los ferrocarriles.

Esperaba a Ana, quería que Ana venga y lo abrase, lo bese, lo lleve de nuevo a la casona vieja esa y le cuente de las aventuras de David, que en esa manta rara de colores cruzados lo envuelva y prenda fuego a sus helados pies. Ana una vez fue una señora bien, usaba esas batas con grandes pliegues en el cuello y los hombros, vestidos de seda, tenía un cuarto grande con desván, en el que guardaba miles de cuadros pintados por ella, soñando con un día poder perpetuar los momentos. Esos momentos que ella sabía, no dudarían para siempre, como su David, el artesano del trigo y la cebada. Esos panes. Esas manos, ¡y qué manos!... Pero las manos por esos días empezaron a tener fecha de vencimiento. Fue entonces cuando por culpa de la tecnología, su David se fue, y sus panes dulces ahora los añoraba en el amargo sabor de las batatas.
El viento seguía empujando fuerte, la piel caliente, y Tommy ya no sentía más frío gracias al extraño sudor que chorreaba de su frente. Era muy caliente, dolía, hasta que unas manos lo levantaron del cemento fresco y pudo alcanzar a ver, a quién en sus sueños era Ana, mientras se desmayaba lentamente de sueño. Entre sombras y sombras veía los caballos con las panzas flacas que empujaban la carreta, veía a un señor que lo observaba desde arriba, sentía muchos escalofríos y hambre, mucho hambre. Veía a Ana, la confundía en sus sueños, la deseaba, deseaba tanto esa noche en que ella tomaba sus manos y hablaba, hablaba, el podía nada más que contemplar sus miguillas rosadas y su cabellera gringa. No fue Ana quien lo levanto del suelo, era un monje del convento de las a fueras del pueblo. Era ese viejo rancio que en cuanto alcanzo a reconocerlo, no pudo evitar despedir lo poco de comida que tenía en el estomago, la vomito con asco de resignación. Cuando despertó la fiebre se había ido y la luz también.
De nuevo ahí, encerrado, a las oscuras, escuchando las plegarias esas que ni entendía que decían, y le provocaban espanto. Recordaba al monje y más espanto. El podía llegar en cualquier momento. Podía llevarlo a aprender Morse, con la escusa de qué un día va a ser el dueño del océano y puede necesitar el telégrafo. Tommy sabe lo que el monje quiere enseñarle en realidad, se lo enseño varias veces en nombre de su dios, pero Tommy no quería a ningún dios, y menos a ese. Después de aprender a escribir, por lo cual hizo muchas cosas, se había escapado y juro no volver nunca más a ese convento, por ello escapo a la estación. Sin embargo estaba de nuevo ahí con el monje y sin Ana.
Otra noche más sedienta de vientos nórdicos, la fiebre volvió otra vez, al parecer para quedarse. Tommy en su cueva después de una pesadilla con trenes y monjes, sueña que despierto con Ana. Ella nunca más se acordó de él, lo olvido en las braguetas de un señor adinerado. Tommy ya no sueña, delira, mientras de sombra en sombra, ojea como lo meten a un saco, sin saber que no fue la peste quién arrebato sus sueños, ni el destino, ni dios.

jueves, agosto 05, 2010

Ambrose Bierce


Aceite de Perro

 Me llamo Boffer Bings. Nací de padres honestos en uno de los más humildes caminos de la vida: mi padre era fabricante de aceite de perro y mí madre poseía un pequeño estudio, a la sombra de la iglesia del pueblo, donde se ocupaba de los no deseados. En la infancia me inculcaron hábitos industriosos; no solamente ayudaba a mi padre a procurar perros para sus cubas, sino que con frecuencia era empleado por mi madre para eliminar los restos de su trabajo en el estudio. Para cumplir este deber necesitaba a veces toda mi natural inteligencia, porque todos los agentes de ley de los alrededores se oponían al negocio de mi madre. No eran elegidos con el mandato de oposición, ni el asunto había sido debatido nunca políticamente: simplemente era así. La ocupación de mi padre -hacer aceite de perro- era naturalmente menos impopular, aunque los dueños de perros desaparecidos lo miraban a veces con sospechas que se reflejaban, hasta cierto punto, en mí. Mi padre tenía, como socios silenciosos, a dos de los médicos del pueblo, que rara vez escribían una receta sin agregar lo que les gustaba designar Lata de Óleo. Es realmente la medicina más valiosa que se conoce; pero la mayoría de las personas es reacia a realizar sacrificios personales para los que sufren, y era evidente que muchos de los perros más gordos del pueblo tenían prohibido jugar conmigo, hecho que afligió mi joven sensibilidad y en una ocasión estuvo a punto de hacer de mí un pirata.

A veces, al evocar aquellos días, no puedo sino lamentar que, al conducir indirectamente a mis queridos padres a su muerte, fui el autor de desgracias que afectaron profundamente mi futuro.
Una noche, al pasar por la fábrica de aceite de mi padre con el cuerpo de un niño rumbo al estudio de mi madre, vi a un policía que parecía vigilar atentamente mis movimientos. Joven como era, yo había aprendido que los actos de un policía, cualquiera sea su carácter aparente, son provocados por los motivos más reprensibles, y lo eludí metiéndome en la aceitería por una puerta lateral casualmente entreabierta. Cerré en seguida y quedé a solas con mi muerto. Mi padre ya se había retirado. La única luz del lugar venía de la hornalla, que ardía con un rojo rico y profundo bajo uno de los calderos, arrojando rubicundos reflejos sobre las paredes. Dentro del caldero el aceite giraba todavía en indolente ebullición y empujaba ocasionalmente a la superficie un trozo de perro. Me senté a esperar que el policía se fuera, el cuerpo desnudo del niño en mis rodillas, y le acaricié tiernamente el pelo corto y sedoso. ¡Ah, qué guapo era! Ya a esa temprana edad me gustaban apasionadamente los niños, y mientras miraba al querubín, casi deseaba en mi corazón que la pequeña herida roja de su pecho -la obra de mi querida madre- no hubiese sido mortal.
Era mi costumbre arrojar los niños al río que la naturaleza había provisto sabiamente para ese fin, pero esa noche no me atreví a salir de la aceitería por temor al agente. "Después de todo", me dije, "no puede importar mucho que lo ponga en el caldero. Mi padre nunca distinguiría sus huesos de los de un cachorro, y las pocas muertes que pudiera causar el reemplazo de la incomparable Lata de Óleo por otra especie de aceite no tendrán mayor incidencia en una población que crece tan rápidamente". En resumen, di el primer paso en el crimen y atraje sobre mí indecibles penurias arrojando el niño al caldero.
Al día siguiente, un poco para mi sorpresa, mi padre, frotándose las manos con satisfacción, nos informó a mí y a mi madre que había obtenido un aceite de una calidad nunca vista por los médicos a quienes había llevado muestras. Agregó que no tenía conocimiento de cómo se había logrado ese resultado: los perros habían sido tratados en forma absolutamente usual, y eran de razas ordinarias. Consideré mi obligación explicarlo, y lo hice, aunque mi lengua se habría paralizado si hubiera previsto las consecuencias. Lamentando su antigua ignorancia sobre las ventaja de una fusión de sus industrias, mis padres tomaron de inmediato medidas para reparar el error. Mi madre trasladó su estudio a un ala del edificio de la fábrica y cesaron mis deberes en relación con sus negocios: ya no me necesitaban para eliminar los cuerpos de los pequeños superfluos, ni había por qué conducir perros a su destino: mi padre los desechó por completo, aunque conservaron un lugar destacado en el nombre del aceite. Tan bruscamente impulsado al ocio, se podría haber esperado naturalmente que me volviera ocioso y disoluto, pero no fue así. La sagrada influencia de mi querida madre siempre me protegió de las tentaciones que acechan a la juventud, y mi padre era diácono de la iglesia. ¡Ay, que personas tan estimables llegaran por mi culpa a tan desgraciado fin!

Al encontrar un doble provecho para su negocio, mi madre se dedicó a él con renovada asiduidad. No se limitó a suprimir a pedido niños inoportunos: salía a las calles y a los caminos a recoger niños más crecidos y hasta aquellos adultos que podía atraer a la aceitería. Mi padre, enamorado también de la calidad superior del producto, llenaba sus cubas con celo y diligencia. En pocas palabras, la conversión de sus vecinos en aceite de perro llegó a convertirse en la única pasión de sus vidas. Una ambición absorbente y arrolladora se apoderó de sus almas y reemplazó en parte la esperanza en el Cielo que también los inspiraba.
Tan emprendedores eran ahora, que se realizó una asamblea pública en la que se aprobaron resoluciones que los censuraban severamente. Su presidente manifestó que todo nuevo ataque contra la población sería enfrentado con espíritu hostil. Mis pobres padres salieron de la reunión desanimados, con el corazón destrozado y creo que no del todo cuerdos. De cualquier manera, consideré prudente no ir con ellos a la aceitería esa noche y me fui a dormir al establo.
A eso de la medianoche, algún impulso misterioso me hizo levantar y atisbar por una ventana de la habitación del horno, donde sabía que mi padre pasaba la noche. El fuego ardía tan vivamente como si se esperara una abundante cosecha para mañana. Uno de los enormes calderos burbujeaba lentamente, con un misterioso aire contenido, como tomándose su tiempo para dejar suelta toda su energía. Mi padre no estaba acostado: se había levantado en ropas de dormir y estaba haciendo un nudo en una fuerte soga. Por las miradas que echaba a la puerta del dormitorio de mi madre, deduje con sobrado acierto sus propósitos. Inmóvil y sin habla por el terror, nada pude hacer para evitar o advertir. De pronto se abrió la puerta del cuarto de mi madre, silenciosamente, y los dos, aparentemente sorprendidos, se enfrentaron. También ella estaba en ropas de noche, y tenía en la mano derecha la herramienta de su oficio, una aguja de hoja alargada.
Tampoco ella había sido capaz de negarse el último lucro que le permitían la poca amistosa actitud de los vecinos y mi ausencia. Por un instante se miraron con furia a los ojos y luego saltaron juntos con ira indescriptible. Luchaban alrededor de la habitación, maldiciendo el hombre, la mujer chillando, ambos peleando como demonios, ella para herirlo con la aguja, él para ahorcarla con sus grandes manos desnudas. No sé cuánto tiempo tuve la desgracia de observar ese desagradable ejemplo de infelicidad doméstica, pero por fin, después de un forcejeo particularmente vigoroso, los combatientes se separaron repentinamente.
El pecho de mi padre y el arma de mi madre mostraban pruebas de contacto. Por un momento se contemplaron con hostilidad, luego, mi pobre padre, malherido, sintiendo la mano de la muerte, avanzó, tomó a mi querida madre en los brazos desdeñando su resistencia, la arrastró junto al caldero hirviente, reunió todas sus últimas energías ¡y saltó adentro con ella! En un instante ambos desaparecieron, sumando su aceite al de la comisión de ciudadanos que había traído el día anterior la invitación para la asamblea pública.
Convencido de que estos infortunados acontecimientos me cerraban todas las vías hacia una carrera honorable en ese pueblo, me trasladé a la famosa ciudad de Otumwee, donde se han escrito estas memorias, con el corazón lleno de remordimiento por el acto de insensatez que provocó un desastre comercial tan terrible.

lunes, agosto 02, 2010

DROGAS BLANDAS

No soy borderline, ni trastorno limite, mi trastorno se parece pero va más allá de lo que se pueda diagnosticar, es algo que tengo que desentrañar de mis adentros, en la psicopatía agudizada por mi en el cerebro de algún pobre psicólogo, preso de mis frustraciones. No lo sé, es como dice Liliana, “no te lo puedo decir”.
De un tiempo para acá sentí como mi vida aparentemente normal, en ese momento justo en que creí, dejó de ser normal. Ahora es cuando lo sé, ya no era mi vida, ya no era yo, cambio para siempre, pude entender que era otra persona, era la cucaracha de Kafka, y no pude saberlo, no pude aceptar este cambio solo hasta que mi cuerpo me aviso.
Hoy la vida transita, ya no soy el mismo aunque el rumbo volvió, recupere un cierto equilibrio que había perdido, ese equilibrio al cual después de tanto odiarlo un día perdí y al cual recién ahí, pude valorarlo. Tengo que avisarle a veces a mis sesos, “recorda de que el equilibrio esta ahí, no te caigas de la cuerda como el gatito” les digo. Sin embargo siento como que piso en el aire, floto, tanto que ya no da miedo, ya lo naturalice, le perdí el miedo, la cobardía.
Mi trastorno es conciente de mí, y se apropia de manera útiles para cuidarse de mí y que no lo mate, busca la forma de adecuarse a cada etapa por la que yo este pasando, me habla al oído, me susurra a las piernas y se expande en mi garganta.
De niño recuerdo, una de las veces, tocaba fuerte a mi puerta el trastorno, mis piecitos se apuraban sobre los mosaicos fríos en busca de un abrazo, una calma, la paz que ese trastorno altero y modifico en tiempo y espacio, en cuerpo y alma. Una vez no hubo nadie en casa, y mi Polola, mi nena hermosa que ya no esta más conmigo, corrió a la cama, se paro y me socorrió. En su abrazo sentí esa tranquilidad que anestesio los brazos. Una vez una señora me dijo, “vos seguramente no crees en dios”, y yo si creía en el, aún sabiendo en el fondo que ella tenía razón. Eras vos trastorno de mierda, en mi subconsciente nunca me dejaste ser un tonto más, nunca, es más fácil la vida así, cuando sos un boludo que pega perfectamente con las normas de lo establecido, así triunfas en la vida. Terminas con casita y auto, mujer perfecta e hijos saludables, trabajo y vacaciones de verano. Qué más importante que eso, ser un señor o señora bien.
Pensé en cómo hacer para terminar con esto y no se si un día pueda, si pueda dejar de ser inestable, si pueda dejar de sentir un vacío inexplicable, si es por tener o no algún tipo de trastorno, no me interesa la normalidad, quién es normal, nadie. A veces admiro a la gente que a pesar del paso del tiempo, mucho tiempo, logran mantenerse cuerdos, como muy perfectitos, y yo a tan poca o corta edad tengo que andar colocando parches remendados mal cosidos en mis pieles.
En una realidad irreal e inestable me siento cuerdo, ¿alguien me explica eso? En ese momento en que me cruzo con la felicidad momentánea de algún corazón egoísta, o en cada vez en que fui libre, en la medida que aprendí a serlo. Maldito siglo al que no pertenezco, puede de ahí mi desequilibrio, esto, eso, o lo que soy, un trastorno con patas. Que feo, que fea palabra, definirme como trastornado, son sanos, todos son sanos de este mundo insano. Yo el freak de esta sociedad, feliz y contento de no quedarme tranquilo en ella, de concordar con ella, de no venderme, si un día encajo, ese va a ser el día en que el trastorno sea completo.
Releo esto y me da como quién lea esto va a sentirme como un emo, un amargado de la vida, sin saber que sonrío a diario y me levanto cada mañana con la intención de ser feliz, con o sin trastorno.

jueves, julio 22, 2010

ROMPECABEZAS

  Noche, música fuerte, un barrio, mucha gente, sexo, alcohol, más sexo, motos, más alcohol y para completar el combo, a unas casas, la muerte. Para entender todo esto hay que hacer un retroceso, ahora en la actualidad la victima del combo no se encuentra presente. Así que me la voy a imaginar, voy a pensar en ella cada mañana de días anteriores a esa, su última noche, la voy a idealizar con mis recuerdos.
  Era una fina línea delgada pálida, era nostalgia pura de sus padres mestizos hecha piel leche en los rasgos de algún abuelo. Ella, no tengo el coraje de decir su nombre, era hermosa.
No fui a su fiesta de 15, en esos días ya no la frecuentaba ni en la escuela ni en el secundario, no se, seguro yo andaba muy perdido en esos años en que el amor es un error de las hormonas. Lo que si sé es que en su fiesta de quinceañera bailo con su pancita de meses, bailo el balls abrazada a su padre, esa noche con su sonrisa muy poco casual puede habrá tocado su hombro, mientras se sentía la persona más feliz del mundo.
De esos años hasta un tiempo antes de esa trágica noche de diciembre, no supe nada de ella, le había perdido el rastro. Nunca tuvimos nada que ver, al final solo éramos conocidos de la vida. Claro que en términos generales sabía muchas cosas de su actual contexto, sabía que el tipo que la enamoro era unos cuantos años más mayor, sabía que fue madre dos veces, también que se había mudado a dos casas de mi abuela paterna, y sabíamos todos los del barrio que ella a él, ya no lo amaba.
La última vez que la vi, creo que era de noche. Cruzo por en frente mío y con rostro preocupado observo que yo la había visto, no quería ser vista, si su mirada de “no quiero que me veas” me llamo. No me hubiese llamado la atención para nada verla, pero vi eso y en mi un montón de cosas se reprodujeron y entendí el por qué de sus ojos asustados. No voy a dar más detalles.
Puede que los ruidos turbios ayudaron a opacar sus gritos, la vecina más chusma del barrio cuando en verdad tenía que gritar a los cuatro vientos lo que su radar de murciélago había detectado, la muy, no lo hiso, se limito a cagarse en las patas. Ese día antes de lo que sería la supuesta noche buena yo andaba despreocupado descuidándome, en un estado subconsciente de quien es libre para reventarse contra la pared, bueno, esa noche loca con mis compañeros de promo estábamos de fiesta, sin saber que la parca se nos paseaba a unas casas.
  Me voy a situar en ese momento, esas horas exactas: será qué el hermano mayor tapaba los oídos del chiquito, o si ella alcanzo a ver los mosaicos que se cubrían con sangre. Cuál fue su pensamiento antes de que el en su rol de marido machista e impune se supuso dueño de su vida y la asesino para después arrastrarla al baúl de un auto e intentar quemarla en un campo para no dejar rastros. Cómo puede un tipo asistir a la cena de navidad de los padres de su victima, la noche después del crimen y mandarles mensajes haciéndose pasar por ella para decir que esta bien, si bien estaba, bien muerta. Cómo puede hacer cómplice a personas inocentes para después arruinarles la vida. Se la cago a la chica, se la cago el mismo, a sus hijos y a toda su familia.
Un tiempo después asistí a la misa en frente del lugar, ese lugar en que se había desarrollado la tragedia y curiosamente en el yo tengo miles de recuerdos de mi infancia. Miles. En ese mismo lugar se perpetuo el acto macabro en que el arranco para siempre los sueños de esta bella dama, y buena, con toda una vida por delante y tanto amor para dar. Observe espantado la puerta y las ventanas, observe y escuche a su madre, me acorde de que me habían dicho que un tiempo antes, ella ya en su intento por alejarse de el pidió volver a su hogar de niña y no se qué paso pero ella a ese hogar no pudo volver. Llantos y caras arrugadas, olor a dolor y lamento, escusas.
  Casi me olvidaba, unos días después de que se supo la verdad de todo en el pueblo y su nombre figuro en los diarios de la capital de mi provincia, me encontré con una chica, su rostro me resultaba familiar, como la mezcla de dos personas que yo ya conocía. Ella tomaba la cinta que arrancaba con sus labios y pegaba en los postes de luz una foto, que iba acompañada por la palabra justicia. Eso fue de lo más fuerte, era su hermana.
Incertidumbre y melancolía me da de pensar en dónde quedaron todos sus sueños, escalofríos. Nunca nadie se imagina que la vida te puede deparar un final tan horrible, tan pronto, tan desprotegido. Dónde estaba dios en ese momento, sentado en su paraíso haciendo lo único que aparentemente sabe hacer, mirar. De qué sirve un dios así, no se. No se tampoco como todavía hay gente que se come el cuento.
  Yo la voy a guardar en mi mente, como la niña con la que jugaba en los recreos en las tardes de escuela. Como la niña que con sus encantos alguna vez me llego gustar y era así, tan simple, tan ella.
  Noche, música fuerte, un barrio, mucha gente, sexo, alcohol, más sexo, motos, más alcohol y muerte, me queda ese rompecabezas de esa, una noche más de verano.


viernes, julio 16, 2010

CONCIENCIA!


Desde la perspectiva de las plantas y de todos los animales, la humanidad es una gravísima enfermedad del planeta. Visto con ojos de conejos, de hormigas, de ciervos, de perdiz y de pollo, incluso contemplado por la bestia más atroz, el hombre es el bicho más voraz, el que nunca se detiene. Ha sustituido el instinto por una inteligencia frenética y ésta le lleva a rebasar todos los límites de la crueldad hasta hacer de la destrucción un deporte. El corazón de los robles y de los álamos, el alma de los coliflores y de las lechugas, lloran de espanto cuando sienten que el hombre se acerca.

Hasta el fondo del mar llega el buzo con un arpón, y el pez perplejo en su cueva, se pregunta porqué se toma ese ser tantas molestias para matarle. Y no sólo bucea armado.
El hombre también vuela con garras de acero y emponzoña la atmósfera, perfora la corteza terrestre y exprime todos sus líquidos, por todas partes va dejando un rastro de muerte sólo compensado por el frenesí de la propia reproducción de su especie y ese deseo de sobrevivir es el viento que de noche se oye soplar con más furia en las ciudades. Al principio, el ser humano se apareaba en valles fértiles. Ahora realiza esa labor en los infinitos sótanos de cemento, es uno de los tantos ecos que produce el asfalto junto con sus chirridos de caucho y ese sonido convulso del amor humano significa que la plaga no parece tener fin.
Pero ahora en el fondo de los manantiales puros y por el alma de los ríos y mares por las entrañas de los animales y la savia de los árboles, de pronto se ha comenzado a correr una gran noticia. Se dice que un virus heroico se está enfrentando el solito contra toda la raza humana. La naturaleza lo ha dotado de conciencia y armas terribles para acabar con esta amenaza del planeta. Existe un gran alborozo en la raíz de todos los delfines, aves, koalas, pandas, leones, en fin todos los mamíferos, vegetales, fuentes, valles, montes, islas, litorales, bosques y desiertos sin olvidar a ninguna de las fieras. El virus del sida tal vez pueda detener a la humanidad, y en el corazón de la naturaleza hay por ese motivo una gran fiesta.

miércoles, julio 07, 2010

Creación

El tipo que hizo este perro mundo se cree un dios. Cualquiera en su lugar, por pudor, hubiera callado, pero él insiste a través de sus representantes en la Tierra en reclamar para sí toda la gloria de este invento. Respetémosle la patente. El tipo montó la vida sobre la muerte, de modo que es imprescindible matar para vivir; cinceló el dolor en *la carne de sus criaturas con el gusto de un orfebre; también les regaló la abyección moral. En el camino hacia la destrucción sembró algunas flores y supo imaginar la crueldad como una de las variaciones del placer. Luego mandó que el sol cada mañana se paseara con cierta lentitud por encima de su obra. Los pájaros comenzaron a cantar y todavía no han parado. Ante semejante situación caben algunas posturas: hincar nuestras rodillas en el basurero y entonar alabanzas en honor al fabricante de este tinglado; colaborar con él arrojando cuellos de pollo en las cunetas, espumarajos de petróleo al mar y toda clase de ponzoña en el aire, hasta completar el exterminio total del planeta, o trazar en señal de protesta una línea imaginaria de belleza, convertirla en una barricada y construir detrás de ella un sueño desesperado. Si allí un día decides apartar la suela del zapato para respetar la vida de una hormiga, serás más imaginativo que el supremo creador, y ese acto de compasión se convertirá en una provocación universal. Después, con la ternura podrás .levantar un nuevo reino en medio de la ruina de todos los seres. Adorar a las lechugas antes de devorarlas, sentirte hermano de los tiburones y de los berberechos, llorar de emoción contemplando el musgo de la pared cuando la aurora lo ilumina, reflejar tu alma en los ojos de un perro, caer de hinojos ante cualquier sembrado y coronarte de ajos, saber que tu cuerpo es también el fondo del mar lleno de algas y peces fosforescentes, burlarte de la suerte de morir para hacerte inmortal sólo lo que dura el salto de un delfin. Cada mañana un mundo mágico a tu imagen y semejanza volverá a crearse a partir de un sentimiento de piedad. Ésta es la últinia barricada.

martes, julio 06, 2010

A causa de tripas inquietas suicidas

Estoy mirando desde un costado salido de mi cuerpo como se van deformando las cosas que creía tener bien encausadas en mi vida, no se en qué momento se empezaron a quebrajar, se comenzaron a fundir y se esparcieron en destellos que dieron eco a mi mente. Debe ser el momento de renunciar al pasado y de una buena ves por fin poder despegar de esta silla a la que sigo atado y solo me hace girar en el mismo lugar mientras hostigo mi paronama tan cuadrado, hay un mundo ahí a fuera dispuesto a comerme hasta sacarme la última gota de sangre, sediento de que cada cosa que voy a vivir nunca más se va repetir, es una secuencia que no hay manera de volver a repetirla, por más que un día me recreen nuevamente, eso que paso, paso y no hay manera existente ni descifrable en que la mente vuelva a vivir lo mismo en ese mismo momento y de esa manera.

Puede que vos no entendiste que esa mañana en la que pensaste que morías, en realidad estabas naciendo de una nueva manera, lo único muerto ahí en esa cama era el olor que se iba desvaneciendo de tú piel y se cubría con el mío, no ves que no hay nada qué entender, el pasado paso y si mi vida cambia no hay que hacer más nada. Siempre observe con atención como al mundo le cambiaba el contexto y sin embargo yo seguía tranquilo y cómodo en mi bote, hoy me toca a mi esto que no se puede frenar ni predecir, ya no doy consejos a cerca de cómo se deben hacer las cosas, “concéntrate en esto y hace aquello”, “dedícate a tu cuerpo”, “aprende más cosas”, “lee tal libro”, “anda a la esquina”, ya no puedo decir esas cosas, ahora entiendo, ahora es cuando sé que tu mente sigue en ese mismo lugar mientras las personas y los objetos se mueven rápido como cuando adelantas la película. Ahora entiendo que en ese momento no podes entender absolutamente nada.

Aún con un poquito de pasados los veinte años, varias son, las cosas que me cuestan manejar, vuelvo a ese lugar en el que cometí ese error, no de la misma manera ni con el mismo sentimiento, es un dolor al que estoy acostumbrado, pero este mundo en 2.000 años de historia no pudo, por qué podría yo, es muy ambicioso de mi parte. Las equivocaciones que salen de mi interior y se proyectan en la realidad que golpea las paredes de quienes andan en mis ratos, es una muralla en la que se trepan a observarme un toque, caras grandes que sonríen y con los ojos bizcos te ojean como siempre, el pequeño instante que te dedican. Egoístas.

No quiero que nadie me solucione la vida, por más que yo quiera algo fácil nadie me va a poder desenvolver este rollo que se aplaca con el paso del tiempo y altera mis funciones, me deja inmóvil, estancado, y del que sin darme cuenta me voy desenvolviendo, puede que parezca que me contradigo, trato de ser lo más claro posible aunque mi vida este plagada de oscuros, oscuros que en largas sesiones puede que un día se hagan luz y me den la oportunidad de asesinar traumas y dejar volar frustraciones, me dejen entender que cada cosa que me pasa hacen al camino que no se si es el que quiero pero si el que necesito recorrer.

Seguro estoy de que este amor es igual al que algún mercenario sintió por alguien que no lo quiso comprar, este amor se envuelve en una alfombra y es representado mil millones de veces en ese mero acto que nada significativo tiene comparado con sus cosas más importantes, este amor se reprograma para nacer en otro cuerpo, este amor es un andrógino tan puro de patas chuecas y lentes de sol. Este es el amor que yo siento por la vida, por mi presente inconcreto e incorrecto según el cristal con el que se mira, pero mí texto es esto, y no lo voy adaptar al guión de unos viejos chotos que con promesas falsas pretenden manejarme, prefiero seguir a mis tripas, ellas me indican con sus movimientos lo que es en verdad.

martes, junio 29, 2010

Inspiración Amparanoia

  Tengo tantas cosas por dentro que las somatizo en el cuerpo, las somatizo también, en las facciones de mi rostro que al son de unos labios retorcidos en botox expresan como con asco de resignación lo que la vida me escupe a la cara. Me quedo en mi lugar aunque le busque las mil vueltas que tiene mi espiral del silencio, yo, juro le busco la vuelta, y sin embargo me quedo en mi lugar, siento y no siento a la vez el paso del tiempo, en unas me da como que el paso de los años hizo que ya nada será igual y en otras me reviento nuevamente contra la pared, así que, una hora más, un año más en que me quedó todo oscuro de nuevo, y de nuevo a sentir el dolor y beber de ese dolor, ya masoquista.

 Ante la oscuridad me calzo un par de botas de cuero negro con medias red, le agrego a eso un toque vulgar con unas portaligas de color rojo furia y por último, una tanga blanca que se me flipa en el orto, antes también me arrebato con esa tanga lo último de moral católica que me quedaba, el recuerdo me queda poco después de eso, más aún cuando con mis manos temblorosas sujeto con fuerza el látigo para autoflagelarme, por que si no duele de nada sirve tanta producción, si no duele no se aprende, dicen.
 Los ruidos de ver la vida pasar no me permiten hacer nada, me limito a bailar al ritmo del día que me toque bailar, y la bailo con quien mejor me sepa llevar, la bailo muy sexy, la bailo como en un transe en el que se invocan almas morenas desangradas de siglos pasados. Y me quedo de nuevo en mi lugar, me quedo de nuevo con las victimas de mi tira de cuero negro de vaca infeliz, me quedo con mis portaligas vulgares, me quedo en tetas, con las tetas al aire, bien grandes y de chichis paradas, para que así algún pervertido cruce y me las chupe, se sumerja en ellas y con la punta de la lengua raspe los aros de mis pezones.
 Empiezo de nuevo, bien temprano peino mis pelucas rubio muñeca, rubio tiene que ser, un gato rubio forrado en látex y cuero negro eso soy in the night, eso soy para los demás, al menos yo no tengo doble moral como esos que colocan la comida y el futuro que les falta a sus hijos, en la tira que separa mi entrepierna de mi sexo, los mismos que azote, pasivas, la noche anterior y por la mañana de camino a casa, me los cruzo por las veredas de la sociedad, predicando en algún lugar, los veo colocar las fichas y mover cada peón, son pues los dueños del corral, en las noches este gato rubio, antagónicamente, los mese en sus brazos para después de dormidos golpearlos hasta exprimir sus escrotos.
 En la noche empieza mi nuevo día, al son de algún hit del momento, de ese color fluor que sirve de carnada, de ese perfume de imitación barato que se confunde con el húmedo olor de los plásticos de un preservativo mal abierto entre mis medias. Y eso, lo más importante, los lilas, esos lilas a los que me volví adicta y por los cuales vendí mi alma al diablo, hacer dinero es pues mi tarea, hacer dinero con lo que sea.

“Mira si no soy pobre que no tengo ni pa tabaco, por no tener no tengo ni casa ni trabajo, Mi nombre no aparece en la lista del paro, pero al caer en la noche yo voy calle abajo, cantando, in the night, in the night, in the night, in the night, in the night”.

 Cuando era joven, hoy mal que mal, me queda el recuerdo de ese joven niño que un día fuí y al que ya con desprecio la madre observaba mientras golpeaba por marica confeccionador de ropitas y el padre abofeteaba por pintarse las uñas, me queda el recuerdo de ese morocho machito que entre las chapas de un baño tipo letrina me permitió que lo penetrará hasta mancharse con su esperma, para golpearme después por ese placer extraño, anormal que mi pene le dio y por lo cual me odiaba. Mal que mal me queda la ironía de la vida, me queda la noche, me queda mi lugar, me queda ser eso.

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