sábado, enero 26, 2013

Viuda IV

"Que pena, que pena me he cansado de esperarte, por esperar pague una condena yo te condenaré a recordarme" 


  Dicen que corrientes tiene paye, ni bien sus pies tocaron esas tierras se sintió atraída por todo ese color, esa manera de hablar, esa tonada, la quietud, la calma, eso que nunca había conocido, pero Clara se encontraba en un pueblo como a cincuenta kilómetros de ella, y sabía que no se podía detener allí. Con la mochila a cuestas camino por toda la costanera hasta llegar a la avenida Tres de abril, donde se propuso hacer dedo.
  Empedrado era un escándalo, todos se preparaban para la noche de San Baltasar y Clara sentía en sus tripas el repique de los tambores que se aproximaban. Como cada 6 de enero, día de los "Santos reyes", los mulatos, mestizos y toda la comunidad afromestiza o lo que queda de ella, veneran en su día a Baltasar, y los chamamés candombes retumban al son de los cuerpos que bailan sin parar, bailan desde los tiempos de la antigua Cofradía, de cuando los cristianos los perseguían por adorar un santo pagano, uno que no estaba canonizado, que era negro.  Clara era una promesera, y esa noche debía bailar con los demás la zemba, debía bailar hasta que le salgan callos. Había pedido al Santo Kambá que la aleje del Árabe, y ella a cambio se quedaría toda la vida en Empedrado.  
 Cuando llego al lugar, se sorprendió ver tanta gente veraneando allí, tantas sombrillas, ella se imaginaba el lugar desierto. Caminando entre la linea que separa al agua de la arena venía Clara, con su bandeja en la cabeza, bronceada al mango, llena de trapos y tarareando una cumbia. Cuando por fin pudo verla de cerca su corazón estallaba de emoción, al correr fuerte la choco y tiraron toda la bandeja. 
 -" Así te pareces a la foto de La Eira"- 
-"Sí, era mi abuela, y vos tan blanca como siempre"-
 Clara se limpiaba la arena mojada, mientras pensaba como explicaba a su amiga todo lo que venía esa noche, sabía del rechazo que le tenía a todo eso, sabía que ella estaba vacía y no creía en nada, o que no le interesaba creer, pero Clara necesitaba creer en algo, creer que alguien la salvaría. 
 Llegaron a la casa, el sol ya no pegaba tan fuerte, pero parecían deshidratadas del calor, Clara puso en su celular una canción y empezó a bailar, mientras cantaba(para eso si le andaba el celular). No entendía mucho, mientras acomodaba sus ropas se limitaba a verla bailar, la deseaba en silencio, era tan hermosa cuando bailaba, la tomo del brazo y bailaron juntas, aunque no tenía ni idea de la coreografía, parecía que algo la llevaba. Estaban felices. 
  Entrada la noche el cuero de los tambores se hacía escuchar, ya lo había decidido, no le diría nada de la ceremonia, dejaría que ella sola se entere, no encontraba la forma de explicarle, además no quería hablar del pasado. No quería pensar en ello, sólo quería con los tambores poder olvidar, como cuando bailaban en las ferias del centro de Posadas, o como esa noche que se conocieron en la fiesta de Brenda. 
 Clara estaba hermosa, la piel dorada, con esas trenzas que le pasaban la cintura, con un vestido floreado que llegaba a las rodillas, y tenía un tajo en la pierna izquierda. Se colocó su perfume favorito de hombre, aunque no lo admitía era el perfume que usaba el Árabe, y  cuando llegaron al altar el perfume de las flores era opaco al lado del de ella. Estaban poseídas por el acordeón, temía por las preguntas de su amiga, pero la otra estaba perpleja al ver las guitarras criollas y los cantos que invocaban los negros, cantos más antiguos que las migraciones de la familia de Clara. No pregunto nada.  
  Lo que sus ojos observaban era increíble, era una fiesta alegre, plagada de tambores, todos bailaban el candombe, y el ritual ya había empezado pero ella solo podía mirar a Clara confundirse entre la gente y moverse como una víbora hipnotizada por una flauta. Un negro fornido, esculpido como esas estatuas griegas tomo a Clara del brazo y empezaron a valsear, era como si hicieran el amor, era la forma en que demostraban su devoción a Baltasar. 
  La capilla parecía prendida fuego cuando el silencio la cubrió y del fondo los tambores empezaron a surgir como si tuvieran un eco que daba cosquillas al oído, estaban todos poseídos, una gorda mulata salió de la capilla con el cariz sagrado en sus manos, y lo levantaba bien a lo alto a medida que el sonido de los tambores aumentaba, tomaron a Clara con el negro y los pusieron en frente, eran los nuevos reyes de la procesión.  Para ello los desnudaron y cambiaron, la vestimenta era una túnica roja, una capa amarilla, y la corona. Clara estaba incomoda pero siguió el ritual, ahora debía quedarse quieta mientras todos bailaban, recibía ofrendas, era tratada como una diosa. 
 Sentía en su pecho una mezcla de horror y emoción mientras observaba todo ese repertorio carnavalesco, mientras veía a Clara ser arrastrada hasta el altar y adorada, cuando una voz le susurró al oído -"Mi nombre es Jaro, ¿y el tuyo?"-, -"Mi nombre es Eira"- Le dijo, mintiendo. 


viernes, enero 25, 2013

Viuda III

"Migrar, migrar de la migraña, como en la migración que hacen las golondrinas que tiene años de años de ruta marcada, encajada, la golondrina tiene en su memoria la ruta de su destino desde antes de nacer"



 Esa tarde la terminal explotaba, de calor y de gente, no tenía donde sentarse y el sol la aplastaba contra el piso. El micro llevaba media hora de retraso, como era de esperar Clara no le escribió ni llamo, típico de lo despistada que es, y ni hablar de lo "pichada". 
 Desde hacía tiempo le tentaba la idea de escapar, de cambiar de vida, siempre eso lo tiraba para adelante, eso siempre le pasaba a los demás, "cambiar" esa vida de mierda no era para ella, pero ese verano 
todo pesaba más y sin más agarro el bolso y lo lleno de ropa. 
 La paraguaya estaba viviendo en las barrancas escarpadas del río Paraná, en ese pueblo añejo que ella sólo conocía por nombre, "Empedrado". Fue allí también escapando y como estaba podrida de los ruidos de las grandes urbes, se decidió por esas playitas, donde le gustaba vender la chipá embocá que su abuela candombera le enseño a cocinar desde que era pequeña. 
 Clara nunca estuvo tan feliz como en esos vientos, como en esas nubes que se posaban después de un chaparrón. Le gustaba tomar unos mates bien temprano mientras cocinaba para salir a vender, sabía que su amiga podía aparecer en cualquier momento, hacía muchos meses le había dicho que la vida no pasaba sólo por ese mugriento barrio, el Parma, que tanto detestaban, de donde comían las sobras de las cristianas que las hacían mendigar, y donde escapaban a la peluquería del Miguel, o las fiestas en lo de Brenda. 
 Nemecio Parma había sido el lugar donde terminaron los ancestros de Clara, al oeste de Posadas, que antes habían terminado en Corrientes, y antes de antes habían terminado escapando de la guerra de La Triple Alianza, ¿y antes?. Para olvidar lo horrible del Parma, la paraguaya cocinaba, se ponía unas cumbias de "La Delio Valdez" y bailaba El Pescador, o Soledad, amaba a la negra Sarabia, a quién había escuchado cantar en uno de sus viajes con el Arabe, de cuando el la llevaba a La Plata. Ella era feliz en su humilde casa en las barrancas, la casa de la Eira, su difunta abuela. 
 Para el Chipá embocá tomaba del gallinero dos huevos, de los más nuevos, y sobre la mesa ya tenía preparada la harina de mandioca, la sal, la manteca, el queso y la leche. Entre cada melodía rallaba el sardo, y lo tiraba dentro de un bol, con una cuchara rompía los huevos que mezclaba con manteca, con la harina y con la sal. Le quedaba una mezcla bien granulosa como le había enseñado la vieja guaraní, la vieja correntina que la cagaba a palos sino comía toda la cena. Bueno, una vez que tenía hecho eso, la amasaba y dejaba reposar  por veinte minutos, después cortaba la masa en porciones y la envolvía en papel de aluminio sobre una bandeja enmantecada, y después al horno hasta que tomaba un color dorado. 
 Para las tres de la tarde Clara se confundía entre los rayos del sol y la arena caliente de las costas del Paraná, con su bandeja y sus trapos, al son de los tambores, al son de las cumbiasas de la Delio, y de Binomio de Oro. Era muy feliz, pero con todas sus fuerzas rogaba que su amiga venga, y volver a escapar con ella, como siempre.Pensó en escribirle un mensaje de texto pero la clientela esperaba ferviente su chipá embocá.

miércoles, enero 16, 2013

Viuda II

" Quiero que todo sea como un videoclip y volver a creer, quiero poder bailar y sonreír como antes sin pensar en que todo eso es una mierda"


 ¿Quién iba a saber?, nadie podía saber que con veinticuatro años ya era una viuda, y lo primero que le decían cuando andaba por ahí era, -"¿cuanto por el pete?"- no le veía nada malo, no era abolicionista, cada una hace lo que puede se decía, pero ella era puta por placer.

  Ese día no pudo dormir, sólo podía sentir el rímel que recorría su mejilla, eso la devolvió a la mañana en que recibió una llamada, era la paraguaya que hace mucho no veía y extrañaba un montón. Clara fue su amiga de antes de que lleguen a la Plata, de cuando iban a la peluquería de Miguel en Misiones y eran dos culisueltas del interior.-"Nos fuimos armando de a poco"- La mañana esa, no fue hace mucho que recibió una llamada y al parecer el celular de la Paraguaya, se había marcado solo, y escuchaba gritos, horribles,- "Porque sí vos no sos mi papá"- se escuchaba del otro lado,ella no entendía lo que escuchaba, y más gritos horribles, -"No me pegues". se volvía a escuchar y más gritos, y la impotencia se apodero de ella, y cuando por fin se digno a hacer algo pronunció -"Clara, ¿Clara qué pasa?- y de un golpe la comunicación se corto, el sueño se le fue completamente y corrió al comedor a buscar el teléfono fijo para marcar el número de su amiga, nada, el celular estaba apagado.
  Nunca más volvió a saber de Clara, el celular nunca más estuvo prendido, no tenía forma de comunicarse con los parientes de Posadas, la mamá se había ido a España cuando Clara era niña, y la dejo con los abuelos, que al poco tiempo fallecieron.-"¡Que suerte que el abuelo estaba muerto, muerto en las barracas!"-, ese viejo borracho le hacía la vida imposible a Clara.  Y ahora no iba a sentir pena por su ex, no lo iba a sentir en su nueva vida, no había lugar para la culpa, la culpa es un sentimiento católico y le llevo muchos años superar todas esas cosas que le metieron en la cabeza de niña. No, no había lugar para la nostalgia en su nueva vida, ya no quería estar estancada ahora que lo había matado, no quería más recuerdos, ni ropas, ni fotos, ni lugares, nada, todo había muerto con él. ¿Y Clara?
 Con Clara salían juntas a todos lados, se habían conocido en una fiesta en lo de Brenda, una lesbiana masculina que también en esos años recién había llegado a la city, y organizaba fiestas muy piolas en su departamento, que aunque Brenda vivía con su mamá Silvana, con Silvana las fiestas eran mucho mejores. Cuando vio a Clara por primera vez sintió que era arrastrada con un imán, la veía bailar entre los flashes de luces de colores y la oscuridad, la veía sacudir esas trenzas largas de colores que la paraguaya usaba e iban hasta por debajo de la cintura. De zapatos con plataforma ancha y pantalón ajustado al mejor estilo noventoso, con una musculosa holgada que dejaba ver bastante, era imposible no mirarla. Llevaba un diamante naranja de plástico pegado en la frente y no había nadie en esa fiesta que bailará mejor que ella.
 Al entrar al baño la encontró agachada dándose un saque en la tapa del inodoro, sólo podía ver los aros gigantes que golpeaban los bordes de la tapa, cada vez que Clara ejercitaba su nariz. Mientras se limpiaba con los dedos, Clara se puso de pie y la observo de abajo para arriba y sin decir más la beso.
 Ahora daba vueltas en ese colchón donde tantas veces durmieron juntas, pensaba en el cadáver, en Clara, en los ruidos de la calle, en Brenda, se imagino en la costanera de Posadas, se observo mirando para Encarnación y deseando como nunca que en toda esa extensión de país que empezaba cruzando el puente, Clara viva y contenta, camine feliz por las calles.



lunes, enero 14, 2013

Viuda

"Capsula del tiempo que me mantiene estancado.
Pensar que antes no miraba la vida pasar, ella me veía a mí. 
Me estanque en algún tiempo, me quedé ahí". 

 En la valija puso las prendas de estación, y las que más usaba. Puso además un poco de hojas de canela para darle un rico aroma a nuevo. Se peino las mechas turquesa nada más, lo demás lo dejó así como se había levantado esa mañana. El vestido floreado era el que mejor le sentaba para la ocasión, debía pasar como "tranquila, desapercibida" aunque esas mechas gritaban con desesperación, por eso lo demás no se peino para confundirlas entre tanto pelo castaño. 
 El baño destilaba ese olor que le recordaba a la infancia, esa infancia rara, de siestas de calor sepia y ventiladores de todas las formas. Destilaba el olor del matadero que quedaba a dos cuadras de su casa, de donde corría la sangre que terminaba en la laguna de su barrio, e impregnaba de ese olor a sangre toda la cuadra. No quería ni mirar la pileta, se delineaba los parpados sin mirar para abajo, igual al cuchillo no lo iba a tirar ni muerta, ni por más muertos. Después de tanto cansancio por fin se había terminado ese mal cuento. Por fin acabo con su desgracia, ahora era libre, ahora su corazón latía tranquilo, se fue para siempre la causa de sus desgracias y con eso se venía su nueva vida.  
 En el super de la esquina se compro unas bolsas de polietileno, que sabía las podía usar en cualquier momento y así fue. Tenía cinta de papel blanco que su amigo Nico se olvido cuando le ayudo con la mudanza. Le faltaba una soga, pero tenía una vieja manguera que era de su compañera de departamento. 
Con todo eso envolvió el cadáver sin mancharse con una gota de sangre, después con los guantes de goma  limpio toda la pileta y guardo el cuchillo en el último cajón de la alacena de la cocina. 
 Debía elegir con precisión al taxi que la llevaría, que la ayudaría a terminar con el pasado. Debía ser un viejo rancio capaz de hacer lo que sea por unos simples movimientos de cadera, estaba dispuesta a llegar a las últimas consecuencias para terminar con todo. A las 22.50 se paro en la esquina de la catedral, con su vestido floreado, con los tacos de doce centímetros, y para captar la atención de cualquiera se levanto el vestido cinco dedos más arriba. Dos horas después estaba en la esquina de la estación de trenes con su victima, un anciano cincuentón y fiestero, de esos patriarcales sin un poco de juicio y más oscuros que ella, sabía que el viejo podría matarla y usarla después de muerta si ella hacía algo que no le gustará, se lo veía en los ojos. Pero bueno, tenía todo pensando, y no iba a fallar. 
 Lo miraba desde el espejo y se acomodaba el escote, podía ver los ojos del viejo clavados en sus tetas, (tan predecible el viejo forro) le ordeno que la llevará a la esquina de 1 y 46. Cuando llegaron allí, no hubo mucho que decir, el se cambio a la parte de atrás y ella se le subió encima, al besarle y sentir en sus labios el sabor agridulce tuvo una especie de recoveco que no le gusto para nada, fue un flash donde observo todas sus desgracias, sus frustraciones que la llevaron  a ese momento, que le hizo preguntarle sobre lo malo de todo esto, de todo lo que había vivido, y para qué vivía? cual era el sentido de su vida? Recordó las tardes en el patio de su antiguo departamento con el, recordó las siestas de enero, recordó la vez que viajaron al Chaco y perdidos en medio de la selva hicieron cosas chanchas perdidos entre los ramales, se acordó de los mates, de las cenas, de las películas, de la mañana en que estaba acostada y al abrir los ojos el la estaba mirando dormir en silencio, ¡que susto! Se acordó de cuando tomaron ron y bailaron cumbia encerrados un sábado a la noche, y bailaron ebrios hasta la madrugada. Supo que el ahora era un cadáver, que no podía volver el tiempo atrás y cambiar las cosas, supo que estaba sola, y pensó en morir. 
 A las seis de la mañana su antiguo amor era un escombro flotando en  las aguas platenses, flotando como todos sus recuerdos. Volvieron a las risas en el coche del viejo mientras en la radio sonaba "Cleopatra entrando a Roma" de Dani Umpi, y sintió nostalgia del pasado, ahora empezaba una nueva vida.

viernes, enero 11, 2013

Maya, te extraño

El 12-12-12 yo esperaba el nuevo disco de MAYA, más conocida como M.I.A, pero que en realidad se llama Mathangi “Maya” Arulpragasam, su nuevo disco Matangi, sin la h del nombre original estaba programado para el 12 de diciembre pero por cuestiones de la militancia que lleva por fuera de su carrera musical lo pospuso para este año. Hace mucho tiempo que buscaba este viejo vídeo después de que lo había visto en un documental sobre la vida de Maya, pero nunca lo encontraba, la considero una artista y una persona increíble, original que no deja de sorprenderme, de gustarme, y a la que siempre espero que me sorprenda. M.I.A que la siglas significa Desaparecida en Acción, oriunda de Tamil, hija de refugiados, hija de la guerra, de la clandestinidad, se crió en una carretera, asistió a un colegio católico donde les enseñaban a correr por debajo de la mesa si había bombas o disparos.
Su adolescencia la paso al suroeste de Londres, en una de las zonas más carenciadas, allí se educo y fue a la universidad, en el 2004 su disco Arular se expandió por todo el mundo, traspaso todo sus límites, y gracias a su éxito hoy su obra es conocida en todas partes, fue censurada, denegada, investigada, por defender Palestina, por mostrar las fisuras del capitalismo, del patriarcado, del fanatismo religioso, por mostrar la mierda que se cobra la vida de inocentes, la violencia y estigmatización. Incitando a las mujeres de medio oriente a revelarse, a no dejarse aplastar por la mierda del machismo que allá es más fuerte que en occidente, no se puede creer pero es más fuerte que acá, no me quiero ni imaginar eso.
Por todo esto, amo a Maya, que admiro hasta al hartazgo y que cuento los días para esperar su nuevo trabajo.


http://www.youtube.com/watch?v=6Kq16GAuNcg

jueves, enero 10, 2013

La D. (Piloto)

 La D. era un pibe, sus rulos eran mota, bien definidos y largos; los rasgos eran árabes y además dejaban  ver un dejó de ancestros autóctonos que alguna vez habitaron estas tierras, pálido se aplicaba rubor a diario para colorear sus mejillas. Siempre sintió una conexión con el espíritu, con la emoción, y nunca había hecho ninguna maldad a nadie.
La D. era un pibe que le gustaba montarse, que le gustaba vestirse de mujer y lucir como tal, no había lesbiana que se le resista, no pasaba desapercibida por ningún heterosexual, los usaba como amuletos, como algo descartable por culpa de aquel que un día le jugo el corazón.
La D. era un pibe y una vez le rompió los zapatos de salir a su madre y ella lo abofeteó ni bien lo supo,  ni bien lo supo roto al zapato que después le dio para jugar junto con una muñeca de trapo, con la que el jugaba en  el deposito del fondo, solito jugaba todas las tardes. Hasta que un día la muñeca desapareció.
La D. era un pibe que brillo en los escenarios imitando a famosas, actuaba mejor que ellas, imitaba en cada facción todos sus gestos, sus movimientos, sus maneras de caminar y bailar. Sus padres lo aplaudieron de píe, sus amigos se la querían levantar, los pendejos lloraban de imaginar el placer que les podía dar.
La D quería hacer política porque soñaba con cambiar las cosas pero también quería vivir y se quedo con la segunda.
Las D. no tenía ningun tipo de adicción, ni al tabaco, ni al alcohol, ni a la marihuana, solo una era la más poderosa, la adicción al semen. A los tipos. 
La D se educo, estudio, sola y abandonada en lo lejos, busco aceptación, inclusión y la encontró recién después de mucho andar, después de pagar derecho de piso, después de amar y ser engañada de las peores maneras, después de la noche. 
 El invierno es su mejor época del año, y cuanto más gris esta el cielo más feliz es su corazón, no porque sea oscura sino que le encanta la lluvia, el frío, y odia el calor, el sudor, la humedad. Cuando llueve fuerte se recuesta de su ventana desde donde pega unos gritos (re escandalosa) para alterar a los vecinos, mientras se hace unos mates dulces con azúcares distintos, que no son blancos, sin procesar, y muy pocas masitas por que siempre cuida su silueta. Pone fuerte unos temas de Thalia y acomoda las cosas de su casa, cuando por fin es de noche bien tarde y hace mucho frío, pero mucho frío, deja de ser D. para ser alguien más cuando algún amante la pasa a buscar. 
La D. en realidad nunca fue un pibe, nunca encajo con eso, no fue lo que se esperaba pero eso los demás no lo entendían, y aunque lo que ella no sabía a cerca de ella y del mundo cuando fue a la escuela muy pronto se lo hicieron saber, muy pronto le dijeron -"vos sos esto"- pero a ella no le importo, no le asusto ni la detuvo, es más hoy trabaja sobre esas cuestiones, desde un lugar, y a su manera, pero logro muchas cosas. 
A La D. le encanta la transacción de sexo por dinero, le encanta que los tipos le paguen, le excita el dinero como poder, no se resiste, es muy ambiciosa. Ese es su vicio, el único. 
La D. tiene mucho para contar. Pero eso dura más de un posteo. 






lunes, enero 07, 2013

Cuestiona-miento

¿Cómo te explico? Es fácil quedarse con las discusiones que uno tiene superadas, naturalizadas, cómo se pasa eso, cómo se supera las mentes cuadradas, y se las desarma para que se vuelvan armar de otra manera. Llegue al punto de decir que no se si esta  bueno cuestionarse tantas cosas, sería más fácil seguir la corriente y vivir la vida como los demás, nunca pude. 
 El camino recto, derecho, estrecho, vació, acotado, ese moldeado, y no verme configurado, ser "normal" cuando venís de un lugar totalmente común, de una familia de "bien", de tardes de escuelas, de juegos, de abuelas cariñosas, de padres ocupados, de muchos hermanos, y sin embargo estoy aquí, después de romper con todo eso, estoy acá alejado de todo eso que me saturo el esqueleto y lo movió, movió todo eso para transformarlo, asqueado del machismo, asqueado de las instituciones, asqueado de las normas, de la rutina, de la hipocresía de todo eso, hasta del plagio de matrimonio heteronormativo monogamico. Y sin embargo "ahora estoy aquí", como esa vieja canción que ahora me recuerda tantas cosas, fue una de las primera que me aprendí  de niño, y nunca pensé que me retraería a tantas cosas referidas a mi historia. Ahora que ya no me gusta la que la canta, ja. 
 A veces me dan ganas de mandar todo a la mierda, de ser de otra manera, de no querer cambiar nada, de vivir y ya, pero me cuesta tanto pensarme así, sin hacer lo que me sale hacer, sin caer en que estoy buscando transformar, me empoderé de un montón de cuestiones, termine con muchos miedos, termine con la mierda, o casi toda, pero aún así las cosas me movilizan, las injusticias, desequivalencias, lo marginal. 
 Cómo no sentirme un pesimista, y eso que a menudo me encuentro con sujetxs mucho más pesimistas que yo, y viven con eso como si nada, se lo cuestionaran así? pensarán en su contexto? Estoy agradecido  por muchas cuestiones, por la suerte de algunas cosas pero no puedo no pensar, no me puede dejar de molestar, hasta el punto de sentir que nada me viene bien en algunos momentos. En otros estoy calmado y puedo apreciar la tranquilidad de unos mates, de un libro, de la música, y de hasta la soledad. Fiel amiga desde hace unos años. 
 Y sí, debería quedarme en el molde, debería pertenecer a la clase de la que vengo, debería de seguir educándome según lo que las instituciones mandan, casarme, trabajar, amar, tener hijos y nada más, eso es lo que se espera, eso es lo que esta programado para que todo sea así y se quede todo quieto y las cosas no cambien, y los que están arriba sigan ahí en el poder y nadie pueda hacer nada para terminar con la mierda. Nadie se pregunta eso? después hacen películas de Disney para decir que eran los malos, los asesinos, los ladrones,estamos en el mundo del revés, y como ya saben "a la historia la escriben los asesinos". 
 Anoche me decía un amigo que vive en la Matanza, me decía -"ya se hace de día en la ciudad"- (y eran las cuatro y media de la mañana), -"Estoy viendo la parada de colectivos llenarse de personas, es increíble como el capitalismo nos configura el tiempo de la existencia"-  Para esas personas ya era de día, ya había empezado el día, nosotros desde nuestras comodidades cuestionando eso, sin poder hacer nada para cambiar eso, o sí? y pudiendo hacer cosas para cambiar nuestra situación pero sin hacerlo, y acotados, acabados, pero qué es el hombre sin sus circunstancias, no estoy intentando excusarme. Cuanto nos habrán configurado a nosotros para que ahora seamos dos desocupados, teniendo capacidad de crear y hacer muchas cosas, una sola persona es capaz de hacer y cambiar tanto, y por lo contrario, terminamos siendo funcionales de lo que se espera "quietos". 
Quiero que el mundo explote, quiero estar vivo para ver a las estructuras caer, quiero poder ver eso con mis ojos, quiero que la sangre de los forros se expanda por el suelo y poder armar algo distinto, estoy flasheando ya sé, estoy pidiendo utopía, estoy quieto además, siendo un pesimista más. 

viernes, enero 04, 2013

Verano 1

 La mañana quieta del verano, al son del grito de los pájaros, al verde del patio, al reflejo del sol que entra de la ventana, y a tú recuerdo siempre en mi mente. 
Anoche soñé con un viejo deseo, soñé además con una anarquista de mi facultad y soñé que su padre era fotógrafo del ámbito académico, al que por cierto nunca antes había visto ni vi, y pensé en lo contradictorio de eso. 
La mañana siesta del verano se presta para el mate con galletitas y estar en boxer leyendo algo en la cocina, mientras los niños duermen. Se presta además para extrañarte hasta la sed.

jueves, enero 03, 2013

un pucho a medio terminar, eso somos

 Las madrugadas me son ásperas, de esas que raspan rodillas y dejan arcadas. Se me viene un viejo tango a la cabeza y en otra secuencia camino por veredas con huecos, y el tango que suena y suena, me retrae al pasado, me retrae al presente, a mi presente. 
 Esa vez mientras yo estaba entre los dos colchones las cosas parecían más fáciles, me costo avanzar sí, pero tan pronto me perdí en la frazada de muchos colores que me regalo mi hermana, que la encontramos en el ropero de su nuevo departamento, y con vos nos tapamos con esa frazada, ni bien pude hacer todo eso ya no me importo más nada. Es que me encanta cuando el tiempo se detiene, cuando no te importa nada más que ese momento, no te importa saltar al vacío, y el humo sigue corriendo, un pucho a medio terminar cae al piso pero a nadie parece importar, no te dejé terminarlo, no te importo el pucho en ese momento, lo tiraste. 
 Yo no podría hacer eso, o lo pito unas veces a lo rápido y lo apago, pero olvidarme del pucho jamás, pero no te importo, no te importe yo, no te importo ella, no te importo nada, sólo ese momento y es en eso que no puedo dejar de pensar. No te importo el cigarro ese, a medio terminar, que quedo en el suelo y que yo después junte. 
Tengo como en una secuencia la imagen de tu cara, tus ojos, tus labios, tus cejas, tu voz que me decía, que me quería contar algo pero yo no entendía nada, no podía dejar de mirarte y de sentir por dentro como todo se me daba vueltas, con sólo tenerte ahí. 
Cuando por fin pude entre la oscuridad de la pieza, tirarte entre los colchones, observar tus piernas, tu estomago, cuando por fin pude sentir tu mano en mi cintura, cuando pude sentir que me respirabas en la nuca,  ¿dónde mierda aprendiste todo eso? Y ahora no se sí estoy feliz de haberte tenido o si eso es lo que más me hace infeliz.Soy muy ambicioso supongo. 
Es como la canción, "te mire a los ojos y mi mundo se derrumbo", nunca debí haber bajado ese ascensor, nunca debí haber recibido el mensaje de ella, nunca debí mirarte, no debimos mirarnos, vos también me miraste, yo sabía, yo tenía esa certeza de que sé es un domingo por la noche, cuando me mirabas yo sabía.
Y ahora me voy a quedar fumando, esperando, como ese viejo tango, no me importa, ya sé que las cosas no van a cambiar, ya sé que eso que sentís por mí no es tan fuerte como para dejarte arrastrar, o sí? pero ya te quemaron la cabeza, ya te moldearon según lo que se debe ser, cambiarías tu vida por mi? La chota, me alegra saber las migajas, me alegra saber que toda la mierda que te implantaron no pudo detenernos.