jueves, febrero 27, 2014

Diario de la tarde

 En la tele Mariana Fabiani sonríe, impune crea realidades que en las calles no se escriben. Mientras me tomo unos mates e intento leer, mientras me pregunto quién soy, qué hago, qué leo. Mientras las hojas de un manifiesto se van recorriendo con mis ojos, mientras me vuelvo a preguntar qué hago, qué me detiene, hasta donde llegue. Acá. Mi gato inmutado mira por la ventana, como siempre, mirando la vida pasar. Abre grande sus ojos, suspira, a veces va al balcón y se sienta en la silla a apreciar la tarde como si el tiempo no pasará. 
 Muy pronto en las tardes hará frío, muy pronto un nuevo invierno se acerca, muy pronto mi recreo de la vida se apaga, muy pronto voy a tener que ser quién busco no ser, ¿o sí? qué hace que no quiera mirar adelante, o que solo quiera darle un vistazo y echarme a correr. Qué del espanto se esconde en todo esto. En estos meses que pasaron, aunque con miedo pude mirar para adelante, me adentre en una espiral sin fondo, infinita, que me absorbió y ahora estoy con mil preguntas en la lengua, pero duermo tranquilo, duerme entero. 
Te escucho decirme "amor", te veo doblarte de un lado al otro de la cama, te veo mirarme mientras crees que no te estoy viendo, miro mi celular esperando ver tú nombre escrito en la pantalla, escucho tú voz, siento tú olor, te beso la espalda, siento latir tú corazón al recostarme en tú pecho. Y en el abrazo que tengo al tenerte puedo morirme así y nada más me importa.  

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