sábado, septiembre 04, 2010

39

 Me quebré ese día que fue de noche, me desborde en adoquines en los que arrastre las pieles que, como pliegues se absorbieron verborragicas en pequeños cuadraditos colocados cuidadosamente un siglo antes. Pude ver como la sangre se desplazaba conjunto a mis sueños, también rojos estos, se me iban por los bordes hasta llegar a las veredas de casas arrugadas de oxido y árboles aburridos por el invierno.

Eran las tres de la mañana, y yo no creo en los santos pero los chocarreros me dan miedo, entonces me contradigo, era las tres de la mañana y ese perro que me mira siempre como sabiendo todos mis pecados y me hace sentir miserable, esta vez no me siguió, se habrá quedado por ahí olfateando otra alma perdida. Ni los perros te siguen, pensé. Estaba ahí, todo tirado al suelo, lo tire todo tal como tire la vida, así que de nada servía temer ningún Nosferatu y si el perro venía seguramente lamería con asco de resentimiento el gusto agrio de los sueños y la sangre.
La última gota caía, me había mezclado con la tierra y ya me dirigía a los adentros, en donde habitan esos seres de los que habla Verne. En mi segundo final, encandilado recordé tu belleza nefasta, y la última gota se detuvo, la sangre como una cinta de esos cassette de videograbadora que ya no existen, empezó a retroceder, emprendió un viaje de vuelta, se me volvió al cuerpo así como los sueños, se me volvió al alma.
Me quebré esa noche en que fue de día, fue cuando lo supe, encandilado ante tanta razón interior, mis tripas me habían avisado y mis neuronas se enfiestaron con dopaminas, las pieles se me arrastraron ante lo áspero de los ladrillos medievales estos, mi memoria selectiva solo podía asociar este hecho con lo suave de tu piel, y al igual que los cassettes extintos me prendí fuego alto ante la minima chispa que largaste.

No te queda otra que confiar, no tener miedo, corajudo, disfruta.







Tendré tu corazón dije con el bisturí en la mano.....Lo colgaré en mi cuello sangrando latirá cerca del mío!


































Viví, amé, estudié y hasta creí, y hoy no hay mendigo al que no le envidie que no sea yo, a cada uno le miro los andrajos, la llagas, la mentira, y pienso… quizás nunca has vivido, estudiando, amado, ni creído,


¡Quizás solo hayas vivido como una lagartija, a la que cortan el rabo, y solo seas un rabo, moviéndose más acá de la lagartija!

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