viernes, septiembre 20, 2013

Enero vive

  Los pelos largos llegaban hasta las rodillas, eran castaños, los ojos eran verdes, las piles un poco oscuras, las plazas estaban vacías, de vez en cuando se escuchaba pasar una bici, como no queriendo ser vista. Las noches eran pálidas, de parlantes de auto y asientos recostados. Los perros ladraban, estaban al fondo siempre. A la hora de la comida la tía nos deleitaba con ricas comidas, a veces salíamos a pasear en silencio y nos escondíamos entre los arboles. A veces nos íbamos a la ciudad o a lo de la abuela. Canciones de moda sonaban en la radio, canciones muy lindas, y American life, el último disco en ese entonces de Madonna, que no aguante y me lo compre. 
  Me acuerdo de ese momento que nunca supe si era real, si fue así como yo creía, después recuerdo que discutimos o paso algo, razón por la cual no nos hablamos toda una tarde o por un periodo de horas y yo sentí que moría. Las preguntas incomodas no faltaron, como no falto mi pelo rubio decolorado por agua oxigenada al mango. Nos escapábamos a la plaza a fumar, nos sentábamos en el medio a pitar y pitar. Para ese entonces ya me sabía de memoria cada parte de su cuerpo, la forma de los brazos, la parte del hueco en el pecho, las tetillas, las piernas, la nuez de adán, la marca entre las mejillas, las cejas turbias, los ojos fijos. 
 Recuerdo que cuando estábamos llegando al tramo final del viaje yo me guarde una hoja de un árbol, que aún guardo, la guarde como una forma de saber que aquello fue real.  En la ida me recosté en sus hombros, y sentía que quería el viaje dure para siempre, nos hicimos los dormidos, como todas las veces, dormidos, adormecidos, desentendidos, inconscientes, latentes. Entre esos días me había contando de su sueño, donde estábamos su hermano menor y yo, y nos caíamos de una montaña, de una altura, y me dice que casi se muere por el hermano,- ¿por tú hermano nada más? - pregunte.-Yo me muero si a vos te pasa algo- contesto. Y esas palabras quedaron, crearon un silencio en mi cabeza que aún hoy retumba.  
 Fuimos a lo del tío más joven, que tenía una familia joven, una mujer hermosa, hijxs, una casita con patio y perros, nos charlo un rato y nos contó de esa vez que casi entro a una de las fuerzas coercitivas del Estado, y que entre las pruebas que les hacían, les abrían el "libro" los médicos para chequear que todo estaba bien ahí. Les miran el hoyo, y nuestros ojos se abrieron grande al imaginarnos esa situación, horrible. Fuimos a lo de la abuela, paseamos por el campo, nos sentamos en un árbol caído., nos miramos por un rato, hicimos chistes al respecto y volvimos. Escuchamos la radio, nos peleamos un rato, nos frotamos un rato entre lucha y lucha, y dormimos en una cama de dos plazas pegada a una de una plaza y media. Antes cenamos con la abuela y miramos una película pero no la terminamos de ver. Un sábado fuimos a bailar, bailamos, tomamos algo, reímos, no recuerdo la vuelta. Recuerdo que me me dio gripe después, recuerdo que nos quedamos tirados charlando hasta que me puse mejor. 
Yo no quería volver, eso había sido lo mejor que me había pasado y volver implicaba volver a la realidad, volver con los demás, volver a toda esa vida que nos habían creado y no nos dejaba ser. Quería regresar a cuando estábamos cagados de sed y hambre ese mediodía, y fuimos a un bar muy lindo y nos comimos una hamburguesa gigante con gaseosas de vidrio.  

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