Me emociona, me alegra mucho,cuando siento que las cosas cambian, que el discurso ahora es otro. Que con los años las luchas ante tanta injusticia, tanta muerte, tanto dolor de quienes lo padecemos en el cotidiano y nos afecta en cada paso para poder avanzar, esas luchas dieron frutos, frutos que decostruyeron de a poquito aunque no cambiaron mi vida del todo, pero me ayudaron y ayudan a muchas personas a poder enfrentar el odio, la discriminación, la violencia, la indiferencia y el silencio, a poder ser quienes quieren ser, que les enseña a saber que nadie tiene la legitimidad de decirnos cómo debemos ser, cómo debemos vivir, que no tienen la verdad.
A veces me subo a una topadora de color rosa y creo que las cosas cambiaron pero de una cachetada me vuelvo a la realidad y en lo más básico me doy cuenta de que no, de que toda esa concepción conservadora y biologisista sigue siendo fuerte, sigue punzando, apretando desde el momento en que todavía no se distingue que sexualidad no es lo mismo que identidad, te pueden pisotear por ambas cosas igual.
No pretendo que el matrimonio igualitario vaya a cambiar esa realidad ante la heteronorma, vaya a derogar la heterosexualidad obligatoria de la educación que se nos impone desde niñxs como discurso hegemonico, de hecho Argentina lo tiene y todavía nos encontramos con que echan de un bar a una pareja de lesbianas por besarse hace poco. Por dar un ejemplo mínimo. No pretendo que mi vida pase por eso, por más que me permita querer y dejarme querer, y cómo cuesta eso cuando unx es distinto a lo que se supone. Pero si quiero que tengamos los mismo derechos y que quien se le cante el orto de hacerlo lo pueda hacer sin que nadie le joda ni le esté diciendo cómo mierda tiene que vivir, si tengo la seguridad de que la Ley de Matrimonio igualitario y la Ley de Identidad de Género ayudan a cambiar un montón de cosas de la realidad de muchas personas en todo el mundo y por ello es importante su aprobación en todas partes. Y quién no lo puede ver a eso es porque evidentemente se siente muy cómodo con todos sus privilegios por los que nunca tuvo que luchar y no tiene idea de lo que se siente. Me alegra mucho sentir que ahora el discurso es otro. Y la lucha sigue.
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