martes, octubre 15, 2013

S/N

 A veces me levanto esperanzado, me despierto con ese sol que entra desde mi balcón de yung rapunxel, con mi cama desarmada, con mi gata marica a los gritos para que me levante, o recostada en la punta de la cama, desperezando, nos desperezamos para arrancar el día. A veces siento que el tiempo no paso, y que como una capsula del tiempo sigo siendo ese mismo que se subió a un colectivo allá en el norte áspero de la Argentina  por febrero del año 2006.  A veces siento que el desarraigo no me afecto tanto, que no me desprendí del todo, a veces siento que todo este tiempo fue una eternidad. 
A veces me pregunto a donde me llevan las pulsiones, a veces me pregunto de dónde vendrán, si vienen de ese amor tan grande que no pudo, si vienen de mis lágrimas de marica precoz, si vienen de toda la violencia descarriada de las periferias de vivencias de vidas deslegitimadas. 
 Una pregunta constante en mí, en mis adentros, deviene de qué pasaría yo empezara a ser quién realmente soy, ¿cómo sería? si de una buena vez expulsara de mis adentros, lo que tengo adentro. Me da miedo morirme sin poder hacerlo. A veces siento asomarse un poco, siento que saca las manos de la cueva queriendo escapar pero no tarda en recluirse nuevamente, no tarda de volver pavorido ante el sucumbido del ruido estructurado. 
Y como la gata marica me paso horas mirando la ventana e imaginando cómo será el mundo, desde mis adentros. Pero tengo calle, pero tengo la forma de escapar, pero tengo la posibilidad y no lo hago. Me distrae el paisaje, me distraen las cosas, me distrae la historia, me distrae mi historia, mi soledad, mi inseguridad, mi ingenuidad de niño de pueblo. 
Cómo me desarmo, cómo me vuelvo a armar, cómo me construyo, se supone que debo disfrutar de mi juventud, se supone que estos son los mejores años de mi vida, se supone que debo ser de determinada manera, que debo comportarme como tal, que soy predecible. Se supone que debo vestirme de tal y cual forma, que tengo que seguir las pautas para poder subsistir en este sistema, que me las tengo que arreglar de alguna manera para poder bancarme yo solo. 
Tengo que ser correcto, y ahora tendría que estar prendido a las hojas de la historia oficial deletrando palabra por palabra para poder analizar los procesos históricos de los pueblos de mi tierra, pero por contrario estoy acá hablando solo, escribiendo lo que tengo en la cabeza y no deja de darme vueltas. Pensé que cambiando algunas cosas de mi contexto lo iba a conseguir, pensé que cambiando el escenario lograría borrar fantasmas del pasado, pensé que si pintaba de colores mi mundo, tal y cual lo tenía ideado las cosas serían diferentes, y lo son en parte pero todavía no puedo. Tendría que ser correcto y terminar este texto ahora, pero de pronto no tengo ganas de hacerlo.  


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