lunes, marzo 14, 2011

Muerte a Eva



 Menuda la expresión de asco que tuve al contornear mi cuello. Es qué la vida que había tenido hasta entonces solo me había dejado vacía, tan vacía que esa noche sentada frente al espejo, tome las tijeras de peluquera frustrada de mamá y me despedí para siempre de las mechas risueñas doradas de niña bien.
 Observe a mamá, la observe bien y dejé de mirarla como entrelineas, la vi así tan flaquita, tan costilluda, con su cigarro y su cerveza, con sus pantalones de hace treinta años, desgastados con las arrugas que de manera extraña hacia juego con sus patas chuecas. Esa era mi madre hoy, con sus frustraciones adobadas a una casa grande que solo la había traído infelicidad pero de la cual no pretendía despegarse nunca.
Observe a Papá. Pobre mi viejo, intentando llevar el trajín de hace veinte años, los años no vienen solos, tiene problemas con las várices el machin, se le están reventando. Siempre me pregunto cuanto de sus sueños dejó de lado, nunca los va a cumplir por mi culpa, por todo lo que sacrifico por su familia, desde el momento que dejo de ser el solito.
 Ahora los observe a los dos juntos, con los años a cuesta,  las panzas flácidas y los huesos viejos, puedo verlos morir, puedo vernos morir sin poder cumplir jamás nuestros sueños. No soy la reina del melodrama pero si sé que son unos pobres infelices que por costumbre se atan el uno al otro. Bueno no voy adentrarme a lo más oscuro de ellos dos, son mis padres que le voy a hacer, no se elije la familia.
 Ni siquiera me dieron un hermano para ayudarme a aguantarlos, para que se los tire a el o ella, después quieren que sepa compartir, que sea sociable, si me criaron aislada entre las paredes húmedas de un departamento de principio de siglo XX. Recuerdo de niña el día que mamá se dio cuenta que yo nunca iba a ser como ella, estuvo tirada en cama deprimida dos días. Ahora me chupa la concha, en ese momento me sentía la peor basura deteriorada. Es un pajera mi vieja, cómo va a querer que sea igual a ella todo el tiempo, ¡Hola! ¡Soy otro ser humano, no una parte de vos!
 Nunca me dejaron salir ni a la esquina, me tenían enjaulada, me hacían leer cuentitos de Disney y todas esas huevadas que te liman la cabeza, tenía que asistir a clases que no me gustaban, ahora tengo tremenda espalda de hombre gracias a mi querido viejito, que pensaba que lo mejor era natación a danzas contemporánea,  en la primera que pude me garche  a mi primo y a un amigo de el. Uno por adelante y el otro, bueno ya saben. Esa vez descubrí el cielo, fue cuando acabe como una hija de puta.
Aquella noche, vuelvo a ese momento en que mientras me observaba al espejo, con los pelos desparramados, con los ojos hundidos, merqueada, me sentí patética. La noche anterior me había querido coger un pibito, al idiota no se le paro. Inservible. Pensé dos segundos en el,  tiempo suficiente en que tardo en razonar su nombre y agregarle un adjetivo calificativo.
 Después de sentirme de distintas maneras y verme así, agarre los tacos y la ropa de Barby propensa a ser consumo machista, y le prendí fuego. Entre ellas también ardieron libros gordos, maquillajes, y demás utensilios. A mis noches de programas de Cris morena y discos de Bandana, le agregue revistas y películas independientes, le agregue a Rosa Luxemburgo, a Cleopatra, Liliana Felipe, distintas mujeres de tiempos distintos y distantes, hasta que me encontré con Lilith, y la ame.
 Lilith fue la primera, en el paraíso terrenal de los principios de los tiempos. Adán y Lilith, se amaban y vivían muy inocentes y felices. Pero el quería una empleada que la obedeciera, y que cumpliera sus deseos. Ella le dijo que eran iguales, “somos iguales”, Adán se enojo mucho y la expulsó, entonces su creador le obsequio a Eva.Yo antes era una Eva, sumisa, y hecha de un pedazo, una deformidad. Hoy soy un ser único y jodidamente perfecto, soy una Lilith, no más niña bien, no más blonda. Mi madre es una Eva.

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