domingo, agosto 07, 2011

nunca me despido de La Haydee

Yo vi muchas veces ese rostro, me persigue en las profundidades de mi infancia a las corridas, ese rostro era de mi abuela, que no hay un día que con sus gestos no me diga que es lo qué es la felicidad. Tengo grabado en los ósculos de la memoria cada detalle que tuvo para conmigo, La Haydee, mi abuela del alma, de los nietos, del barrio entero.
 Cada vez que vuelvo a mi origen, vuelvo por ella, por el amor que le tengo, ese amor que ella me enseño, un amor desinteresado, puro, un amor tan simple que se demuestra en las pequeñas cosas, en lo cotidiano, en lo más mínimo que te puedan llegar a dar, eso me enseño mi abuela.
 Que nada te oprima Haydee, que nada te dé miedo, no se para qué te digo esto, de vos tendría que aprender la calma y la espera, la felicidad de saber que al final del camino todo se cobra, todo se paga, y es cuando la ley de causa y efecto culmina en una cadena, y en tú caso te devolvió todo lo que perdiste, todas esas lagrimas que derramaste, ese sudor, esa fuerza de llevarte todo acuesta tuya, y nada más, cuando estabas sola, en esa oscuridad rastrera de años olvidados.
 No entiendo aún de donde tengo un recuerdo tuyo, aunque yo nunca estuve ahí, será que alguna vez me contaste de ese recuerdo, no lo sé, sólo sé que las recuerdo a vos y a la tía Etelva, las dos de adolescentes, las veo correr por el campo con sus vestidos floreados con el sol arriba, las veo reírse, las veo sentadas en el pasto comiendo naranjas y murmurando despacio. Tengo ese recuerdo calcado en la memoria como si yo las hubiera visto con mis propios ojos, en algún rincón de mi quedo gravado ese relato que alguna vez tal vez vos me contaste, no se.
 A mi siempre que la cosa se ponía pesada, que no había más nada ni nadie, siempre me quedabas vos, siempre tenía la siesta para sentarme en la punta de tú cama, mientras vos leías una revista y yo te contaba, yo te decía, “abuela ayúdame”, “abuela me pasa esto”, “abuela quiero esto”, “abuela, abuela, abuela, abuela, abuela, abuela ”….. Ahora las cosas cambiaron, ahora me toco a mí enfrentar y llevarme todo solito, y no me molesta, no me quejo, puedo que no sea ni la mitad de lo pesado que te toco vivir, pero me queda tú ejemplo, tú vida, tú amor, tú presencia.
Cuando la hora de partir del pueblo se a cerca, mis ojos ven cada árbol, cada casa, cada rostro de personas que quiero mucho, cada parte de cada cuadra no volveré a ver por algún tiempo, y uno no sabe también si será la última vez que vea ese lugar, esas personas, me paso de no volver a ver, no es que quiera volver a ver, no se, estoy bien así, y aquí, pero hay algo que mis ojos no ven cuando me voy pero mi mente sí, mi cabeza está ahí, en los mosaicos de camino al barrio, y puedo ver la plazita por última vez, los árboles en los que me colgaba de chiquito, y abro el portón para verte sentada con tu mate y tejiendo algo, y te digo Chau Abuela, Te Amo.

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