lunes, marzo 05, 2012

Los juanetes molestan al pie.

 Conceptos machucados, aplastados por los daños generacionales y cajas de cartón una arriba de la otra, apiladas sin propósito alguno más que hacer espacio, un cuadro apoyado junto a la mesa adornado por un pañuelo verde con inscripciones nacionalistas.  En el espejo se observa mientras pinta sus labios bien finito sin tocar la barba, el cuarto tiene olor a verano y desodorante de ambiente con aroma florales, sahumerios de colores tirados en la mesa, en la cama y en el suelo, también hay caracoles y piedras del brasil, de cuando vivió en Bahía por cinco meses. Es alérgico al látex pero desde marzo se ve obligado a usarlo, la bronca le carcome la vena aorta ahora que no puede estudiar enfermería. "No, no puede señor", eso le aseguraron pero no se quedo con ello y averiguó en un pueblito del Chaco donde sí le permitían, donde no lo discriminaban.      
 En el lado izquierdo de la cama acumula las ropas viejas, los pantalones cortados a mano y las camisas que hizo en el curso de costura que tomó en la biblioteca anarquista de su pueblo. Una siesta con su amiga habían hecho, entre mate y charla, diez camisas, una de las cuales usa todos los días y no quiere sacársela nunca. En el otro extremo están los vestidos, las carteras de tela, y las ropas de su amor. 
 Se imagina cómo será su nueva vida, ¿cómo será el calor allí?, en una de las tantas cajas prepara sus cassettes con canciones punk para que lo ayuden a soportarlo. Se pregunta por los mosquitos, le dijeron que el más chico tenía casi un metro de largo, en chiste, claro, pero eso lo hizo pensar. El cuerpo lo sentía cansado y la alimentación era escasa , casi obligado abre la boca y mete un bocado, se ríe al pensar que, "que bueno que no hay sólo angustia para masticar".
Ahora ya lo sabía, después de soñar por varios meses que se embarcaría a Europa para recorrerla en punta en punta y terminar en los brazos de su amado, sabía que ello no era posible. Es más ya había tomado la decisión de tomar otro rumbo y se lo comunico a todos sus amigos. Aunque intenta no pensar en eso y otras modificaciones que tuvo su vida en muy poco tiempo, por eso  le da más importancia a su pelo, se lo observa por horas en el espejo y ni bien ve una ralla, una raíz negra que sobresale entre tanto" rubio tipo muñeca" rápido lo cubre con tintura espesa. Tiene varios conceptos en cuanto a su pelo teñido que se le contradicen en la mente, son dos discursos que chocan, uno es que se siente un traidor, un mestizo cuasi aborigen que desprecia a su tierra y se quiere hacer pasar por un gringo yanqui catingudo. Otro es que cuando tiene el pelo así los conservadores, puritanos, homofóbicos no pueden parar de odiarlo, no pueden parar de mirarlo con desprecio y eso le encanta.  Entonces a la mierda con todo y deja caer los mechones rubios, se los peina meticulosamente con cuidado para que no noten que ahí había rulos mota.  
Entre las últimas cosas que le quedaban guardar además de tener que tirar todas esas cajas que junto por obsesivo, teniendo en cuenta que no tiene demasiada ropa, lo que sus ojitos achinados por tanto porro divisaron fue una foto del gallego. La había escondido bien al fondo del ropero para olvidarse que la tenía y así no mirarla más, ya que dedujo que su situación era grave, mirar la foto de una persona dos horas por día mínimo no debía ser muy normal según escucho. 

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