viernes, julio 22, 2011

Exploración visual de las cavidades nasales.

 La piel es lo que me queda, remendada pero ahí queda, intacta pero queda, aún con el paso de los años mi piel se fue camuflando como un camaleón que nadie puede ver pasar al cambiar de color. Sí me quedaron pedazos que no me pertenecen, no fue mi culpa yo intente siempre no apegarme para después conseguir todo lo contrario, es que el hombre tiende siempre a la dependencia, el cuerpo se vuelve adicto para no recuperar nunca más la libertad, yo que quería volar ahora estoy tan alto que me perdí. En pequeñas dosis los gramitos del amor, tómenlo como quieran la metáfora que utilizo, viene al caso igual para hablar de lo que estoy hablando, mucha gente muere y murió por esto, pero también murió por amor.Es que era un hombre pequeño, tan predispuesto a apegarme y la vida no es para cobardes, por ello siempre admire el coraje de las mujeres para afrontar sin parpadear cosas mucho más fuertes de las que yo no viví jamás y en cambio estoy aquí muerto por no haber tenido manera de enfrentarme al espejo y mirar lo que hice de mí, hay tantas cosas que me movían aún así no logre afrontar que el pasado paso, y que mi futuro fue incierto. Cada error que tuve, espero puedan entender si hice mal que yo era un niño fingiendo ser adulto, era propenso queriendo disimular ser re seguro, y aún así vi al miedo a la cara y no me importo. Nadie sabe lo que se siente, será qué saben, sabrán algún día todo lo que tuve adentro, todo lo que tenía para dar, para ser, o todo lo que podría haber sido, pero es el eterno dilema de millones de vidas y sus historias a lo largo de décadas que quedaron y quedan en la nada. Yo no sabía a que me sometía cuando decidí consumir, no sabía a que limitaba mi vida y mis posibilidades, no sabía en que me perdía, la espiral se abrió y entre como pichón híbrido a la cueva de salvajes, brutos, austeros que propician las reglas que dan base a cada día que amanece. Sin embargo a la mayoría nos queda el ocaso, me decían que podía elegir pero yo con  sólo ver a los que no pueden elegir me deprimo, con sólo saber de personas que pasan, miles, por todo lo que  yo tuve que pasar a lo largo de mis años, puede que en comparación, sea mínima a lo que pasan ellos, pero ese mínimo ya es una mierda.
Calentando la cuchara los dedos se te ponen ásperos y se adormecen, así como también los ojos pierden brillo y las muecas se van desfigurando, todo eso mientras la cuchara está caliente, después de eso todos ya saben el cuento. Ya saben del ojo que deja caer la lagrima que arde como la concha de la lora, saben del lugar en quedan los brazos despiadados al no tener de donde agarrarse, saben todo eso y más, pero ahora eras SuperMan para los demás, ahora con tú capita salías a rescatar al mundo y hablabas de revolución, y te creías mejor persona criticando al sistema desde la comodidad de tú hogar, mientras por seguir sin depender de otro ser humano, por ser otra raza de otro planeta te dabas tiritos, que hacían más hondo el hueco. Ajam, de eso que no tenías idea ahora corría como chicle pero en el barrio sólo vendían las sobras con que las hacen, muchos se mudaron intentando escapar, otros se han ido y no volverán como yo, y la culpa sólo las tienen ellos y nadie más. Sólo ellos hicieron el trazo largo y lo recorrieron de punta en punta, los que pudieron dejaron su música, sus proyecciones, sus escrituras, su sangre, esos se puede decir que tuvieron suerte. Y la culpa sólo la tienen ellos, nada tiene que ver su oscuridad con las largas filas en que están sumergidas las vidas de los que mueven como alfileres a todos desde arriba, todo es consumo.
 La piel es lo único que me queda, intacta, igual de intacta desde que me dejaron encerrado aquí, mientras me pudro, mientras soy comida pero todo lo volvería a cambiar mi cerebro adicto por un poquito más, a la salud de todos ustedes da un soplido y aspira bien rico y hondo.

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