martes, octubre 04, 2011

Lo que me escribieron alguna vez


Finalmente

1/08/09


Me gustó la sonrisa con muchos dientes que después me dí cuenta que estaban chuecos y me gustaron más. Me gustó la curva de la espalda tan cómoda para acostarse a dormir y soñar con esa curva de la espalda. Me gustó la escena de celos un poco sobreactuada, hacer de madre y hacer de hijo. Me gustó la voz, el tono y que no me dejaba hablar.
Me gustó que no me dejara hablar. Me gustó el piso frío. El aliento. La frazada para el frío, la ducha caliente. Me gustó enamorarme y no creer en el amor. Me gustó que todo esto sea mío, sólo mío. Me gustó que todo sea nuestro. Me gustó que me escriba cosas que no me dice, cosas lindas, y eso que dice mucho.





Introspección
Tengo el estómago vacío y ganas de tomar mate y fumar mucho. Me pongo cursi y maricón así de golpe, pero no se lo cuento a nadie. A veces me hago el lindo, como cuando “¿y dónde está el pájaro?”, pero enseguida vuelvo a mariconear y me hago el boludo para que nadie se entere. A veces siento que siempre tengo algo que decir sobre cualquier tema, algo que agregar, y que hablo con palabras que aprendí y me extraño de mí mismo y no me gusta. Y extraño mariconearte. Siempre a vos. Ese es mi regalo, mi entrega. Aguantame. Necesito mimos y palizas.

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