viernes, septiembre 30, 2011

La merienda

Anestesia,¿la venden por litro? clavos de olor, qué más? será qué el ajo me sirve. 
"Desde que te fuiste a tomar la merienda con las ex lesbianas, no te volví a ver, o era desde que yo salte de tú ventana. Ya no sé. Ahora son dos señoras bien, van directo a la fila de las señoras bien, con marido, próximas madres honradas y puritanas. No entiendo, me pregunto cómo será cuando ellas se miran, recordará la una a la otra desnuda, excitada, una con las tetas grandes y la otra con la boca sedienta de venirse encima de esas tetas, lo sabrán? se saborea así el placer de ver correr los años y sentir esas calenturas que se tuvieron? Hasta qué punto eras igual a estas señoras? yo te creí distinto, al final eras igual que la peorcita. No me importo, la amaba".

En la casa siempre tenían ese olor, me daba no se qué sentirlo. Era olor a muerte, la muerte de la vida tal como la conocía, para mi esa vida era muerte. Esa muerte era vida. 
Cuando aborte era una adolescente. Fue del mejor amigo de mi novio, era un hijo de puta. Entré cagada de miedo a ese pasillo angosto, amarillo, tenía mucho frío. La enfermera me miro mal, no me importaba yo sabía que ella era una conchuda. "Que raro vos por acá", me dijo como insinuando que yo iba ahí, a abortar tres hijos por año, y era la primera vez que iba. Repito, no me importo, ella era una conchuda. 
No me dolió nada, no me sentí mal, fue como si nada. ¿esto era? me pregunte. Sentí pena de mis amigas a las que si les dolió, debe ser por qué estaba de semanas, y eso era eso, nada, mi mejor amigo me esperaba a fuera, en su moto. Nos fuimos a las risas a tomar la merienda. 




El oficio de la prostitución está desmerecido, ya no es lo que era desde que nos usan para la trata y explotación, todo como efecto del capitalismo. 
Abajo de ese puente, las sombras y la humedad me mojaron las rodillas, mi calzoncillo también se mojo pero por otra cosa. Podía oír entre cada movimiento el crujido de las ruedas sobre el asfalto pasar, muy rápido. Yo acabe al toque, como todas las veces que te tenía, esa era tu especialidad, vos esas veces no acababas. Caminamos dos kilómetros hasta llegar a casa, ya casi eran las siete. Te bañaste y te sentaste a tomar la merienda. 

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