jueves, enero 10, 2013

La D. (Piloto)

 La D. era un pibe, sus rulos eran mota, bien definidos y largos; los rasgos eran árabes y además dejaban  ver un dejó de ancestros autóctonos que alguna vez habitaron estas tierras, pálido se aplicaba rubor a diario para colorear sus mejillas. Siempre sintió una conexión con el espíritu, con la emoción, y nunca había hecho ninguna maldad a nadie.
La D. era un pibe que le gustaba montarse, que le gustaba vestirse de mujer y lucir como tal, no había lesbiana que se le resista, no pasaba desapercibida por ningún heterosexual, los usaba como amuletos, como algo descartable por culpa de aquel que un día le jugo el corazón.
La D. era un pibe y una vez le rompió los zapatos de salir a su madre y ella lo abofeteó ni bien lo supo,  ni bien lo supo roto al zapato que después le dio para jugar junto con una muñeca de trapo, con la que el jugaba en  el deposito del fondo, solito jugaba todas las tardes. Hasta que un día la muñeca desapareció.
La D. era un pibe que brillo en los escenarios imitando a famosas, actuaba mejor que ellas, imitaba en cada facción todos sus gestos, sus movimientos, sus maneras de caminar y bailar. Sus padres lo aplaudieron de píe, sus amigos se la querían levantar, los pendejos lloraban de imaginar el placer que les podía dar.
La D quería hacer política porque soñaba con cambiar las cosas pero también quería vivir y se quedo con la segunda.
Las D. no tenía ningun tipo de adicción, ni al tabaco, ni al alcohol, ni a la marihuana, solo una era la más poderosa, la adicción al semen. A los tipos. 
La D se educo, estudio, sola y abandonada en lo lejos, busco aceptación, inclusión y la encontró recién después de mucho andar, después de pagar derecho de piso, después de amar y ser engañada de las peores maneras, después de la noche. 
 El invierno es su mejor época del año, y cuanto más gris esta el cielo más feliz es su corazón, no porque sea oscura sino que le encanta la lluvia, el frío, y odia el calor, el sudor, la humedad. Cuando llueve fuerte se recuesta de su ventana desde donde pega unos gritos (re escandalosa) para alterar a los vecinos, mientras se hace unos mates dulces con azúcares distintos, que no son blancos, sin procesar, y muy pocas masitas por que siempre cuida su silueta. Pone fuerte unos temas de Thalia y acomoda las cosas de su casa, cuando por fin es de noche bien tarde y hace mucho frío, pero mucho frío, deja de ser D. para ser alguien más cuando algún amante la pasa a buscar. 
La D. en realidad nunca fue un pibe, nunca encajo con eso, no fue lo que se esperaba pero eso los demás no lo entendían, y aunque lo que ella no sabía a cerca de ella y del mundo cuando fue a la escuela muy pronto se lo hicieron saber, muy pronto le dijeron -"vos sos esto"- pero a ella no le importo, no le asusto ni la detuvo, es más hoy trabaja sobre esas cuestiones, desde un lugar, y a su manera, pero logro muchas cosas. 
A La D. le encanta la transacción de sexo por dinero, le encanta que los tipos le paguen, le excita el dinero como poder, no se resiste, es muy ambiciosa. Ese es su vicio, el único. 
La D. tiene mucho para contar. Pero eso dura más de un posteo. 






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